Va al hospital por primera vez a los 106 años para que le operen la cadera y ya está para andar

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

ANA GARCÍA

Consuelo Ternande, de Cabana, se recupera en el Chuac

28 abr 2016 . Actualizado a las 13:04 h.

Consuelo Ternande Taboada, de A Telleira (Canduas-Cabana) acudió al hospital de A Coruña por primera vez en su vida como paciente. Tampoco es que lo hubiese hecho muchas más, las típicas (y por suerte, muy pocas) para acompañar a un familiar enfermo. Debido a esa falta de experiencia, todo le llamaba la atención. La diferencia con cualquier otro ingreso es que Consuelo tiene 106 años y cuatro meses, es la segunda vecina más longeva de la zona (tras la impresionante Avelina Mouzo de A Ponte do Porto, de 111, la número uno de Galicia y la cuarta de España) y la sexta de Galicia. Una edad a la que no suele ser habitual, en primer lugar, estar vivo, y en segundo, que te operen de algo.

Ambas circunstancias se saldan con éxito en este caso. A la longevidad hay que añadir un estado de salud excelente (incluso el día de su cumpleaños, en diciembre, demostró que puede leer sin problemas), truncado por una caída hace dos semanas que fue la que la llevó al Chuac. Tras esas dos semanas ingresadas, y con bastante dolor, llegó la intervención este martes. Con anestesia epidural, una hora en el quirófano y la colocación de un clavo. Ayer por la tarde estaba de buen humor y con vitalidad. Abanicándose, hablando con todo el mundo. Mejor que por la mañana, un poco pachucha. Pero su mejoría fue notable y rápida.

De la operación había salido hasta con hambre, En teoría hoy, mirarán si puede caminar. Y el especialista opina que sí. «Es una campeona», declaró el traumatólogo. Es cierto que de las operaciones de cadera, incluso con muchos menos años, las cosas a veces no van tan bien como se desea o como parece, pero en este caso, pero los primeros indicios apuntan en esa dirección. O, como mínimo, a una movilidad reducida. Habrá que esperar unos días. Consuelo tiene ganas, cuenta su nieta, Elena Gagino, que lleva todo este tiempo haciéndole compañía. «Non se aguanta na cama», bromea.