Las heridas del «Mar Egeo» siguen abiertas

Dolores Vázquez A CORUÑA / LA VOZ

CARBALLO

El incendio del petrolero y la columna de humo que generó obligaron a desalojar el barrio de Adormideras.
El incendio del petrolero y la columna de humo que generó obligaron a desalojar el barrio de Adormideras. césar quian< / span>

Hoy se cumplen 23 años del desastre marítimo que destrozó la costa coruñesa

03 dic 2015 . Actualizado a las 11:23 h.

El desastre del Mar Egeo del que hoy se cumplen 23 años vuelve, una vez más, a poner el foco de atención en la seguridad marítima y en el riesgo que suponen los tráficos de mercancías peligrosas, un ejemplo que se repitió en la década siguiente con el Prestige. Pese a esas más de dos decenios y a que en aquel momento A Coruña todavía tenía presente los daños del Urquiola -que embarrancara y ardiera a escasas millas dieciséis años antes- y que la ciudad también fue damnificada por el posterior desastre del buque griego, la seguridad en este campo continúa siendo una asignatura pendiente.

Petroleros

Aunque el puerto exterior, creado con el objetivo de alejar esos tráficos tras el último hundimiento de un petrolero en el 2002 que tiñó de negro gran parte de la costa gallega, ha entrado en funcionamiento y se han realizado allí más de 150 operaciones, los petroleros continuarán entrando en el puerto interior a corto plazo. Hay que tener en cuenta que la fecha fijada entre la Autoridad Portuaria y Repsol en la que petrolera debe de tener operativa la nueva terminal que ya prepara en punta Langosteira es abril del 2018 y se prevé que en una primera fase traslade allí solo el 40 % de los tráficos.

En el balance del año pasado del puerto coruñés se cifraban en 207 los buques petroleros que accedieron a la ciudad y en otros 70 los que entraron con graneles líquidos, en su mayoría combustibles. En lo que hay unanimidad entre los distintos agentes sociales es que la ciudad debe de contar con elementos que eviten imágenes como las que muchos coruñeses recuerdan como símbolo de la tragedia, cuando la Torre se tiñó de negro aquel 3 de diciembre de 1992 tras una explosión en el Mar Egeo, un derrame de 12.500 toneladas de crudo al mar y un gran incendio, que provocó una devastadora contaminación de la zona y una batalla judicial durante dos décadas. No hubo víctimas en el siniestro, la tripulación fue evacuada, pero los daños ocasionados al medio ambiente fueron incalculables y nadie quiere que se repitan.