El carballés Álex Ávila «mide» en el Materno el dolor de los neonatos

r. domínguez A CORUÑA / LA VOZ

CARBALLO

Alejandro Ávila, que coordina la investigación sobre el dolor, en la uci de neonatos del Teresa Herrera.
Alejandro Ávila, que coordina la investigación sobre el dolor, en la uci de neonatos del Teresa Herrera. m. míguez< / span>

El pediatra coordina un estudio internacional sobre el tema

16 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Tomar la medida al dolor no resulta sencillo. Menos cuando es en cuerpos que se pesan en gramos y que, por recién nacidos, no tienen tan fácil quejarse. «Durante muchos años fue infratratado, hasta los 80 se pensaba que los neonatos no tenían dolor», explica Alejandro Ávila, pediatra del Materno y único investigador español que firma un estudio internacional recientemente publicado en la prestigiosa revista Lancet.

Poco a poco, la experiencia fue dejando claro que los recién llegados al mundo no solo sufrían, sino que poner coto a ese dolor repercutía en su salud, a corto y largo plazo. «Es una prioridad tratarlo», recalca el especialista, que decidió embarcarse en el estudio al constatar la falta de datos «y evidencia científica». En el proyecto Europain se incluyen 243 unidades de neonatología de 18 países, 30 de ellas españolas, las más importantes en tamaño y complejidad. En total, 6.880 neonatos ingresados en UCI, 468 de ellos de España. En su caso, además, Ávila es el coordinador a nivel nacional de los trabajos, que ya han comenzado a revelar nuevos datos en artículos pubicados en la revista Anales de Pediatría.

Entre las conclusiones de la investigación, además de la variabilidad en el manejo del dolor en las diferentes unidades, recalca el hecho de que el dolor de los bebés sigue siendo infravalorado. Los recién nacidos, y más los que llegan antes de tiempo, tienen menos recursos para expresar su dolor. El llanto, los cambios en la frecuencia cardíaca y respiratoria o que fruncen el ceño son algunas de esas formas de demostrar que sufren. Los profesionales del Teresa Herrera se centraron en los neonatos que ingresan en cuidados intensivos, muchos de los cuales están afectados por lo que se denomina doble golpe: los recién nacidos más vulnerables, los prematuros, son los que no solo necesitan más tratatamientos invasivos, sino también los que resulta más complicado evaluar y reconocer el sufrimiento: «Con 600 gramos no es fácil patalear», resume el especialista. Están, además, en las ucis, donde la medicina a menudo es agresiva. «Durante un ingreso se calcula que le hacemos a cada uno una media de 75 procedimientos dolorosos», señala, como colocarle vías o pincharlos para medicarlos. Tratar de reducir ese impacto «es importante y no solo desde una perspectiva ética -insiste Ávila- sino porque mejoran los resultados: los que tienen menos dolor, se recuperan antes», recalca.

A nivel europeo, y en España los resultados son similares, se comprobó que el 34 % de los bebés en uci necesitan fármacos analgésicos o sedantes para el dolor, y en neonatos con ventilación mecánica la proporción sube al 80 %. Sucede que los pequeños con sedación necesitan más tiempo la ventilación, de modo que «hay que ajustar la analgesia a quien la necesita y potenciar las medidas no farmacológicas», considera.

Sin embargo, el dato más relevante de la investigación, a juicio de Ávila, es la ausencia generalizada del uso de escalas de dolor para evaluar la intensidad en los más pequeños, que el Materno ya aplica . El trabajo, ahora, es «intentar homogeneizar pautas y criterios y coordinar protocolos para un manejo adecuado en todas las unidades y que, además, pueda ser evaluado», explica. La mira, añade, ha de estar puesta siempre en la necesidad de reducir al mínimo los procedimientos que puedan ser dolorosos (agrupándolos incluso cuando sea posible), aplicar los fármacos cuando sea necesario «porque su eficacia está fuera de toda duda» y potenciar las medidas no farmacológicas.