Desde la creación del área infantil del corazón en el seno del Complexo Hospitalario Universitario A Coruña, por la mesa de quirófano infantil han pasado alrededor de 2.000 niños
27 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Para operar a bebés tan pequeños, el equipo del materno infantil ha de emplear material diseñado a la medida, todo él de microcirugía, dado que actúan en torno a corazones que, tratándose en casos de grandes prematuros, apenas tienen el tamaño de una nuez. Aunque su condición de periférico lastra las capacidades de un equipo que año a año se ha ido ganando el crédito en resultados y reconocimientos, poco a poco por las manos de los especialistas del Teresa Herrera pasan más niños llegados de fuera de Galicia, la única comunidad, aparte de Madrid y Cataluña, que cuenta con un centro de referencia nacional, acreditado por el Ministerio de Sanidad, en cardiopatías congénitas de alta complejidad.
Desde la creación del área infantil del corazón en el seno del Complexo Hospitalario Universitario A Coruña, por la mesa de quirófano infantil han pasado alrededor de 2.000 niños, entre ellos el primero que recibió un corazón artificial: un pequeño de dos meses y cuatro kilos de peso. Las estadísticas anuales arrojan una media de 120 intervenciones pediátricas anuales, cerca del 70 % a corazón parado y tres para realizar un trasplante. El elevado índice de complejidad se refleja en que, afortunadamente, son pocos los niños que nacen con patologías que requieran tal grado de superespecialización. Al año se operan una decena de ductus.