Ya empieza el lamentable mercadeo

Xosé Ameixeiras
Xosé Ameixeiras ARA SOLIS

CARBALLO

31 may 2015 . Actualizado a las 18:10 h.

Los electores dieron el domingo muchos avisos y no menos disgustos. Se ha visto que la política se ha convertido en una actividad de riesgo social: o das la talla o quedas maltrecho en la cuneta. Un buen aviso para los gobernantes: o sudan la camiseta o dentro de cuatro años les esperará el billete de regreso al lar casero. Un tercio de los alcaldes de la Costa da Morte o quedaron fuera o están a punto de ser apeados del gobierno local. En dos casos porque no se presentaban (Corcubión y Laxe), pero en los otros porque no alcanzaron la mayoría absoluta que les garantiza cuatro años de tranquilidad en el salón de plenos. Tener la mitad más uno de los asientos del consistorio es como sacar pasaje para navegar en primera clase durante todo el mandato, mientras la oposición se ve obligada a caminar por un desierto de dificultades y, en ocasiones, a ser ninguneada e ignorada. Los comicios del domingo supusieron un duro golpe para el PP, que salvó tres alcaldías. Venía de gozar de seis. Había mucho tiempo que no veía reducido su poder en la comarca, hasta el punto de que en el partido judicial de Corcubión se queda sin diputado provincial, algo que no ocurre desde hace más de dos decenios. Incluso los nacionalistas, que tradicionalmente tuvieron muchas dificultades para ostentar alcaldías, empataron en esta ocasión con los populares. Más suerte tuvieron los socialistas, que no solo pueden llegar a conservar las suyas sino que están en condiciones de alcanzar alguna más, una de ellas, la del pueblo emblema de la Costa da Morte, Fisterra.

Pactos. Una de las virtudes de un buen demócrata es su capacidad para el pacto. En los seis concellos en los que no hay mayorías absolutas serán necesarios acuerdos. Primero para nombrar regidores. En caso de no haberlos mandará la lista más votada. No obstante, el que gobierne en minoría tendrá que saber negociar para sacar adelante asuntos de enjundia, empezando por los presupuestos y los planes generales tan necesitados en este territorio abandonado de la ordenación. Pero no se pueden considerar pactos las ofertas de compra pura y dura. El mercadeo del apoyo para una investidura, mismo una abstención que permita a un edil coger el bastón de mando por cuatro años. Tras el temporal de corrupción que nos ha asolado en los últimos tiempos, los votantes tienen la esperanza de que llegue de forma definitiva ese día de sol esplendoroso, luz y transparencia que ilumine los rostros y alimente la esperanza en los gobernantes y las instituciones públicas. Venía a decir el flaco escritor y diplomático italiano Carlo Pisano Dossi que en todo hombre está presente la corrupción, solo es cuestión de precio. A una persona recién elegida, aún sin estrenarse, ya le han ofrecido dos pisos en A Coruña y un sueldo generoso durante todo el mandato. ¿Será precio suficiente? Hubo mucha gente que el domingo fue ilusionada a depositar su voto en la urna como quien entrega una parte de su alma o un sello sagrado para la integridad. Lamentable si ya empiezan de este modo, a menos de dos semanas para la sesión de investidura. Es difícil imaginar hasta dónde puede subir la oferta, o la amenaza, que aun sería más grave. Los concellos no pueden seguir siendo objeto de estos mercadeos, que no hacen más que convertir la vida municipal en un lodazal inmundo La corrupción engorda en los terrenos opacos a la opinión pública. La mejor receta es la transparencia a todas las horas del día.

A veces, la muerte no es lo más grave que le puede suceder al ser humano. Al fin y al cabo, esa dama acaba presentándosenos a todos tarde o temprano. Es un salto obligado e inevitable hacia lo insondable. Lo dolorosamente penoso es que una persona se muera sin que nadie pueda percibir cómo se va su último aliento. Sin alguien al que regalarle esa última mirada que jamás se olvida. La soledad absoluta del viajero, al que nadie despide ni llora en esa última partida hacia la ausencia definitiva. Lo verdaderamente preocupante es cuando una muerte se convierte en un hecho intrascendente. Una mujer llevaba cinco meses sin vida en una vivienda del centro de Carballo. Sin que hubiese quien la echara en falta tras su óbito intrascendente. Un suceso que delata que el alma de la sociedad tiene muchos habitáculos vacíos. No es, sin embargo, un caso único. Ha sucedido más veces recientemente. La desgracia de este Fisterra no solo son la falta de renovación poblacional y las tasas de envejecimiento, por la falta de nacimientos y la emigración. Lo que duele es ver en aldeas y pueblos a viejos viviendo solos sin tener a quien contarles sus dolores y sus alegrías, sin un nieto al que darle un consejo, un beso o un chuche. Esa vereda solitaria, el último tramo del camino de la vida que tienen que hacer en la más triste soledad.