El vapor del alquitrán tiene efectos embriagadores

Xosé Ameixeiras
Xosé Ameixeiras ARA SOLIS

CARBALLO

03 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la publicación de las candidaturas en el BOP ya no hay vuelta atrás ni opción para los arrepentimientos de última hora. La rueda electoral ya comenzó a rodar sin posibilidad de retorno y el vértigo empieza a adueñarse de los movimientos de los candidatos, que ahora están en una carrera que ya no parará hasta las nueve de la tarde del próximo día 24. Deben saber, pues, que al que salta al ruedo político pueden caerle cornadas de donde menos se las espera. Los momentos más miserables de sus vidas, por muy olvidados que estén y por muy poca importancia que tengan, vuelven a la actualidad, y corren de boca en boca como el fuego en un reguero de pólvora. Verán como sus oponentes son capaces de desterrar el hecho más remoto. Es la memoria cruel de los contrarios, que se agarran al clavo ardiendo del recuerdo más infame para empequeñecer al rival. Cualquier tachón olvidado en la hoja de servicio emborrona las ilusiones electorales de los candidatos noveles y faltos de experiencia, y aun de los más veteranos. Cualquier resbalón se magnifica y adquiere el valor de sentencia firme del más alto tribunal de la voz de la calle. Y ya empiezan a verse programas. Sin recato. Los hay que parecen auténticas cartas a los Reyes Magos. Contienen tantas mentiras a sabiendas en cada línea que es una invitación al ciudadano a que baje un peldaño más en su credibilidad política. Hay, por otra parte, cuestiones polémicas, como las comidas de los mayores. Una gente que se merece las fiestas que le organizan sus concellos. Estos espacios para el encuentro. Muchos de los jubilados han sufrido los rigores de la guerra y los posteriores años de carencias, sobre todo de oportunidades. Son los grandes sufridores de la historia más reciente de nuestra sociedad. Ya se sabe que se convocan todos los años por estas fechas y a estas alturas ya son pocos los que comulgan con las ruedas de molino electoralistas de sus respectivos regidores. Sin embargo, qué bien han hecho en Muxía cambiando la fiesta de los mayores para junio. Es una buena forma de evitar suspicacias. De todas formas, se generaliza la fiebre de la acción desesperada a última hora, como si el vapor que desprende el alquitrán tuviese efectos embriagantes que desencadenan la necesidad irresistible de votar al regidor de turno. Por eso será que hay quien promete el «asfaltado interminable». Es de esperar que solo sea de calles y caminos, y no que todo se vuelva negro.

Piña por el sector lácteo. La agricultura y la pesca fueron durante siglos el principal sostén económico de este rincón galaico. Los profesionales del campo y del mar han estado durante centurias poco menos que abandonados a su suerte, sin servicios públicos, salvo aquellos destinados a la recaudación de impuestos o a impartir Justicia. Ahora, bien las cuotas impuestas desde Bruselas, bien el precio de la leche que las industrias establecen a su capricho, sumen al sector primario de la comarca en muchas dudas sobre su supervivencia. Son los que más han tenido que evolucionar en los últimos decenios. Los agricultores han sido industrializados de la noche a la mañana, y con su propio esfuerzo. Han tenido que plegarse a las exigencias llegadas de fuera, casi siempre sin ventajas. Los que han diseñado las políticas agrarias, locales, nacionales e internacionales, han convertido el mundo rural en un espacio de huida y abandono. Y ahora tampoco saben garantizarle a los productores un precio justo. Los políticos locales hacen piña con ellos. A ver hasta dónde llega este viaje.

La fina línea que fractura Carballo. El problema del transporte metropolitano con A Coruña está resuelto (no así con Santiago). Una dificultad superada, pero vienen otras. Cada año, cuando el cuco ya está plenamente instalado, surge el problema escolar en Carballo: la falta de plazas. O, lo que es lo mismo, falta de equilibrio en los cupos que corresponde a cada colegio. Algo falla. Un centro que va agravando su saturación y se van creando nuevas aulas, mientras en otros caben más niños. Muchos padres descartan llevar a sus hijos al San Luís Romero. Es la historia de siempre. Si no se ponen las condiciones para que exista una igualdad de oportunidades real, la picaresca y el sálvese quien pueda se convierten en principios activos que van dañando el sistema. O se soluciona de una vez para siempre o el problema acabará enquistado en los órganos vitales de la sociedad carballesa. O reparten mejor el territorio, se toman medidas contra las diferencias entre unos grupos escolares y otros y aplican la vara de medir de la justicia verdadera o las consecuencias las seguirá sufriendo Carballo, aunque sea en diferido. Las dificultades hay que afrontarlas abiertamente. Los hilos de los remiendos en ropa vieja acaban desgarrando la tela. O cogen el toro por los cuernos de una vez por todas o esa fina y peligrosa línea que fractura Carballo se hará cada año más profunda.