Los camaleones acechan las candidaturas

Xosé Ameixeiras
Xosé Ameixeiras ARA SOLIS

CARBALLO

12 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay nada como unas elecciones para llenar de brumas la mente de un político. Están a punto de dar la salida para la carrera electoral y el nerviosismo en los escenarios municipales se hace cada día más notorio, solo comparable al que los forofos viven con gran aprensión en vísperas de importantes competiciones deportivas. Grandes y pequeños sufren los mismos síntomas, más acentuados o menos. A todo ello hay que añadir otro fenómeno que es necesario examinar con dos lentes muy distintas. Se trata de la inflación de candidaturas, media docena en más de un concello, lo que puede ser muestra, por una parte, de un verdadero y natural interés en la noble participación política, lo cual es bueno, además de un derecho constitucional. Pero también puede obedecer, y de ahí el peligro, a un no tan encomiable deseo de defender cada uno su leiriña particular. La no siempre sana proliferación de grupos. De ahí que surjan de la nada como las margaritas que florecen en esta primavera recién estrenada candidaturas de rebotados, gente que viene de vuelta y que tanto puede ir en un partido como en otro. Candidatos que llamaron a más de una puerta para asegurarse el billete de ida a las elecciones. Aspirantes que, a causa de su historial, incluso fueron rechazados en formaciones como Ciudadanos, Converxencia Galega o UPyD, este último en clara fase de descomposición tras el fracaso electoral en Andalucía. Es lo que suelen tener los comicios: cuando no los ganas, el terremoto de la derrota puede derrumbar la tarea de años. En fin, que en algunos ayuntamientos se avecina en el banquete electoral una verdadera sopa de siglas. Un más que previsible empacho de papeletas. Verdaderas comedias de ambiciones de poder en las que van a lucir más los intereses que los discursos y las ideas. Mucho se podrá aclarar durante la campaña, pues está a punto de llegar la hora de mirar qué se esconde detrás de las palabras, que no dejan de ser más que una cortina de humo en la que se trata de enmarañar la realidad. Es indescriptible la capacidad de adaptación camaleónica de algunos aspirantes y el ocasionalismo militante, fruto evidente de falta de compromiso ideológico y ético. Individuos que ni disimulan de primeras su intención y su capacidad de comerciar con su sillón si los electores llegan a entregarle su confianza. Ya se sabe que la falta de talento no es un impedimento para que algunos lleguen a alcanzar cierta dosis de poder, que suele ser un espejo ciego. Los partidos deben hacer un esfuerzo en la selección de candidatos y componentes de sus listas. No se pueden repetir espectáculos lamentables como los ofrecidos en algunos concellos en el último mandato. La política es una actividad que debe ennoblecer a quien la practica, no convertirse en un barrizal hediondo como el que se ha visto en algún momento en los últimos cuatro años. El todo vale debe tener fecha de caducidad, el 24 de mayo próximo.

Acciones deplorables. Como en la política, en el deporte hay que dar la talla, y no la competitiva exclusivamente. Recientemente, varios equipos y algún dirigente se han visto mezclados en acciones deplorables hacia árbitros o en episodios de racismo deleznables. Miembros del Laracha, el Baíñas o el Porteño han protagonizado acciones nada acordes con la filosofía del juego limpio y el espíritu olímpico. El insulto degrada también a quien lo pronuncia. El deporte es para disfrutar, no para sufrir.

Las fatales consecuencias de la desidia

Un plan general más. Este año se han aprobado los de Carballo, Ponteceso y Coristanco. En ninguno de los tres casos las respectivas oposiciones han ahorrado críticas. Han sido más bien muy generosas en su censura. Aun así, con errores o aciertos, un ordenamiento urbanístico es un paso adelante, un avance, una meta no tan fácil de alcanzar. De hecho, hay concellos en la Costa da Morte regidos por normativas trasnochadas y alguno incluso jamás tuvo en vigor un planeamiento aprobado en lo que llevamos de régimen constitucional. Y mientras hay ayuntamientos remisos a afrontar con decisión su regulación urbanística, siguen cayendo sentencias como la que ordena la acción de la piqueta en una nave de Malpica, otro chalé más en Reira (Camariñas) o un fin de semana en Niñóns (Ponteceso). La falta de suelo industrial durante decenios trae como consecuencia fallos como el que afecta a la compañía malpicana. Empresarios que levantaron sus instalaciones donde pudieron se ven ahora sufriendo los golpes del mazo de la justicia sobre sus cabezas. Pagan así de caro la carencia de parques, que llegaron tarde, y las desastrosas consecuencias de la falta de políticas de ordenación. Reira es uno de esos espacios en los que la falta de control urbanístico se manifestó nítidamente. Ahora llegan las fatales consecuencias.