Otra supercentenaria en la Costa da Morte

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Consuelo, ante la tarda de cumpleaños.
Consuelo, ante la tarda de cumpleaños. Ana Garcia

09 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

1Es de las cosas que mejor se nos dan en esta comarca: producir centenarios y supercentenarios (de 105 años en adelante). Si fuésemos igual de efectivos en todo como lo somos en esto y en paisajes de película, la Costa da Morte sería una potencia mundial. Es raro que no tengamos algunos vecinos (vecinas, sobre todo) entre los diez más longevos de Galicia. Y cuando, por razones evidentes, se caen de la lista, la cantera es tan amplia que en pocos meses o años hay reemplazo. Y así, desde hace tanto tiempo que ya cuesta recordarlo. El récord se produjo hace cuatro años cuando entre los once más veteranos teníamos a cinco de la zona. Ahora no es tanto, pero a cambio está la número uno, Avelina Mouzo, de A Ponte do Porto, con casi 110, la mayor de Galicia y la séptima de España: Avelina Mouzo Leis, de A Ponte do Porto, a punto de igualar otro récord que logró no hace tanto una mujer de Fisterra, que falleció con 110 y también en lo más alto de la lista.

Pero hablábamos de renovación. Ayer ingresó en este selecto club de los 105 Consuelo Ternande Taboada. Es vecina de A Telleira, en Canduas (Cabana). Reúne varios aspectos dignos de resaltar. Uno, la salud: magnífica en general y excelente para la edad que tiene. Porque esa es otra: muchas veces hemos visto a centenarias que son casi vegetales, que se mantienen en cama sobreviviendo sin tener casi consciencia del mundo exterior. No ya en esta comarca, sino en toda Galicia. Pues últimamente ocurre justo lo contrario, con estos grandes mayores que se conservan de maravilla y a veces incluso mejor que los hijos. Y no un caso, ni dos, ni tres, sino muchos. Serán los tiempos, o la casualidad. Hay otro aspecto de Consuelo que hay que resaltar: el apellido. Son cosas en las que no se suele reparar, pero tienen su importancia. En la Costa da Morte hay unas decenas de apellidos que son específicos, autóctonos. Ternande es uno de ellos, con menos de 50 representantes en toda Galicia, la mitad repartidos entre Cabana (donde surgió, en el lugar de Ternande-Cesullas) y Ponteceso. Poco a poco se van perdiendo, pero es tema de otra página.

Porque el protagonismo no puede ser del nomenclátor ni de la toponimia, sino de Consuelo, y de la celebración que ayer le organizó su familia. Ya no tiene hijos (murieron los dos), ni marido (está viuda desde hace 25 años), ni hermanos (fueron ocho, y solo queda ella; ninguno llegó a los cien años). Tiene cinco nietos (tres mujeres y dos hombres) y cinco bisnietos. La nieta pequeña, Merche Gagino, es la que la cuida. Y volvemos al capítulo de la salud. Se desenvuelve en el día a día con una autonomía envidiable. Hace vida normal dentro y fuera de casa, sube y baja las escaleras, come de todo (ayer disfrutó del marisco y una gran tarta), mantiene conversaciones sin problema, es simpática, toma ella misma sus medicinas, lee el periódico y las revistas, y nunca ha tenido un problema médico serio. Lo más fuerte, por llamarle algo, fue una intervención ocular. Así que, estas circunstancias, es comprensible que cumplir tantos años sea el doble de satisfactorio de lo que ya lo es por el mero hecho de desafiar el paso del tiempo.

Y ya que hablamos de supercentenarios, no hay que olvidarse de quien la antecede en la lista, al margen de Avelina. Se trata de Balbina Blanco Castro, de Zas, que llegó a los 105 el pasado mes de agosto. Son las tres más veteranas de la zona. El caso de Balbina es llamativo, por cumplir en verano. Las diez personas más viejas de España y la mayoría de las gallegas nacieron entre finales de octubre y finales de diciembre, con raras excepciones a lo largo del tiempo. Un tema más a estudiar, pero será en otra ocasión.

Consuelo Ternande, de Cabana, cumplió ayer 105 años