Llama la atención que la cerradura no apareciera forzada. La puerta exterior de la vivienda tampoco presenta signos de que hubieran utilizado la fuerza para abrirla.
Se trata de una puerta doble, con la mitad de arriba de cristal, aunque cubierta con persianas de lamas verdes que estaban echadas por la mañana, pero que permitían ver a la persona que quería entrar. Los vecinos dudan que Carmen Taibo hubiera abierto la puerta de su casa a un desconocido y menos durante la noche.