La caja B de la trama Crespo incluye un curso en Camariñas

j. v. lado / a. mahía CEE, A CORUÑA / LA VOZ

CARBALLO

La asociación garantiza que la formación se dio y niega irregularidades

26 oct 2014 . Actualizado a las 12:50 h.

La actividad del empresario coruñés Gerardo Crespo, imputado junto a otras seis personas por fraude de subvenciones, malversación de caudales públicos, falsedad documental y blanqueo entre otros delitos, llegó también a la Costa da Morte, concretamente a Camariñas.

Azetanet, una de sus al menos 11 compañías registradas, realizó un curso de formación para la Asociación Mulleres de Camariñas pola Igualdade en el año 2009. De hecho, en la conocida como caja B de la organización, que supuestamente se dedicaba a ofrecer acciones formativas de manera irregular, figura un registro del 11 de noviembre de aquel año consignado como «entrega a Patricia Do Pazo para adelantar dinero a la Asociación Mulleres de Camariñas», con un importe de 5.880 euros. Fondos que supuestamente habrían salido de las arcas de la firma para anticipar el pago del citado curso.

Esa actividad, tal como quedó recogida en notas de prensa de aquella época, consistió en un curso de Habilidades directivas y técnicas de comunicación, que se celebró en horario de tarde-noche en el Centro de Iniciativas Empresarias de la localidad. Constaba de 200 horas y se extendió entre el 31 de agosto y el 31 de octubre de dicho ejercicio.

Esta asociación camariñana, como recuerda la exconcejala María del Carmen Linares, surgió a raíz del Consello Sectorial da Muller creado en Camariñas y que tuvo una vida efímera por diferencias políticas entre otros motivos. Algunas de las integrantes decidieron darle continuidad al trabajo con la asociación, que funcionó con buenos resultados durante unos años, pero, por falta de gente para ocuparse de ella y el descenso de las ayudas públicas, hoy se encuentra adormecida. Mantiene su situación legal en regla, se celebran las preceptivas asambleas y juntas, por si algún día surge la opción de reactivarla, pero apenas tiene actividad. Sin embargo, la situación en el año 2009 era bien distinta, como recuerda la secretaria de la entidad. Déborah Morate Núñez. Realizaban numerosas actividades, con un seguimiento amplio, especialmente los actos reivindicativos en favor del papel de la mujer de la sociedad. Dentro de ese trabajo, también optaron a varios cursos formativos. Para algunos de ellos no recibieron la ayuda pública y, en otros, aún contando con ella, decidieron rechazarla por la imposibilidad de gestionarlo todo con el poco personal del que disponían.

Pero no fue el caso del curso que figura en la contabilidad de Crespo. Morate, que fue una de las alumnas y a raíz de aquello se integró en el colectivo y asumió labores de gestión, recuerda que Azetanet adelantó el dinero, mientras llegaba la subvención -de hecho puso pegas para ello, pero el colectivo no podía hacerlo de otro modo porque no tenía los fondos-, pero considera que este caso concretamente está alejado de las sospechas de fraude. «Tenemos los títulos, todo certificado y registrado, con lo que no hay dudas de la legalidad», afirma la trabajadora autónoma, que no le tocó organizar aquella actividad, pero sí se ocupó posteriormente de algunos trámites cuando entró en la asociación.

Haciendo memoria, apunta a que fueron 11 las alumnas que completaron las 200 horas y 10 las que obtuvieron el título, algo que a ella particularmente le supo mal porque la que se quedó sin él fue la presidenta de la entidad, dado que no podía firmar su propio diploma pese a que había participado como todas.

Por si fuese necesario presentarlos ante la Xunta o ante la instancia correspondiente, Morate señala que les consta la nómina de la profesora, que incluso tuvo que alquilar un piso en Camariñas por aquellas fechas, las diferentes certificaciones y el testimonio de las alumnas, con lo que pueden demostrar de manera más que sobrada que todo se hizo conforme a los parámetros que marcaba la normativa.

Fuera de esta cuestión, tanto Morate como el resto de consultadas dicen desconocer por completo cuáles eran las actividades de Azetanet, de Gerardo Crespo y del resto de sus empresas.