Trabajos forestales dañan la mámoa A Arquiña de Vilaseco

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE, CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Los restos de la mámoa.
Los restos de la mámoa. X. Ameixeiras

El túmulo milenario está afectado por una plantación de eucaliptos

06 oct 2014 . Actualizado a las 07:33 h.

El desbroce del terreno en el que está ubicada y la posterior plantación de eucaliptos ha dañado A Arquiña de Vilaseco (Vimianzo), un túmulo funerario datado entre el segundo y el cuarto milenio antes de Cristo y que está incluido en Parque do Megalitismo, un macroproyecto de la Xunta de Galicia para proteger estos bienes patrimoniales que lleva años en el olvido.

La mámoa está situada a unos 60 metros del cauce del río Castro, justo en el linde entre dos propiedades particulares y atravesada por una pared de piedra que separa las parcelas. Tiene aproximadamente 37 metros de largo por 32 de ancho y ya había sido despojada con anterioridad de muchos de sus elementos, probablemente para la construcción del propio muro.

Se conservan los restos de una cámara poligonal de la que son visibles algunas lajas verticales y la tapa del corredor fracturada. Además quedan algunas piedras hincadas que podrían pertenecer al anillo lítico perimetral.

Además, el conocido como cono de violación, que indica los posibles expolios sufridos es poco profundo, con lo que se presume que la cámara no fue vaciada y su conservación sería buena.

En este caso, la afectación se debe presuntamente al trabajo de los tractores que desbrozaron el área y horadaron el terreno para la nueva plantación de eucaliptos, toda vez que la parcela ya estaba dedicada a este tipo de madera.

La labor la llevó a cabo la empresa de José Caamaño, una firma de la zona que se dedica a los servicios forestales y lo hizo por encargo de los dueños de la parcela. Una propiedad que pertenece a Celestino Campos Villar, de la conocida como Casa Grande de Vilaseco (Castrelo). Su hija Dolores, preguntada ayer por este asunto, confirmó que los trabajos se realizaron pero negó se alterase el estado de la mámoa, que, desde su punto de vista, simplemente se distingue del resto de la finca porque «hay un montón de terra algo máis alto».

Duda además que en ese punto quede algo de interés, como ocurre en Pedra Cuberta, u otros enclaves próximos y afirma que no tiene constancia de que la Administración realizase estudio o señalización alguna allí.