Estabilidad, resultados y eficiencia

Luis García

CARBALLO

30 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El próximo curso traerá las novedades de la aplicación de la LOMCE, aprobada en diciembre de 2013, y que se empezará a aplicar en los cursos impares de primaria para continuar en años posteriores aplicándose en los otros cursos. En Formación Profesional asistiremos al nacimiento de la Formación Profesional Básica, que viene a ser una sustitución de los PGS (Programas de Garantía Social) de la LOGSE y los PCPI (Programas de Cualificación Profesional Inicial) de la LOE, con el loable empeño de disminuir las elevadas tasas de fracaso escolar en la ESO y conseguir una rápida inserción profesional. El fracaso escolar y el paro juvenil son dos de los temas más preocupantes del momento actual que pueden lastrar la cohesión social futura. Según datos del informe PISA, en fracaso escolar, al igual que en desempleo, casi doblamos la media de los países de la OCDE (14%), cuando en España superamos el 25%. A ello habría que añadir el abandono escolar temprano (la no continuación de estudios mas allá de la ESO) que nos sitúa en el doble (26%) que la media de los países de la OCDE. Y todo ello a pesar de haber doblado en las últimas décadas el gasto público en educación. Es por ello por lo que las nuevas regulaciones de la Educación en general y de la Formación Profesional deben contribuir a mejorar los resultados.

En las tres últimas décadas hemos tenido siete leyes de educación, demasiadas. La LOGSE, LOCE (que prácticamente no llegó a aplicarse) LOE y LOMCE son las más conocidas. Para cualquier observador son demasiados cambios en una cuestión tan crucial como la educación que reclama más estabilidad y no estar sometida a las veleidades políticas. Los cambios deberían venir motivados para mejorar los resultados y ganar en eficiencia, resultado de evaluaciones periódicas y no de apriorismos ideológicos. Los indicadores para validar la Formación Profesional deberían ser la vinculación de la formación al sistema productivo y los niveles de inserción profesional en el propio medio. Estabilidad del marco general de la ley, autonomía de los centros (FP dual, en alternancia...) e implicación de toda la comunidad educativa permitirán obtener unos resultados aceptables y de modo eficiente, pues los problemas de la educación no son solo cuestiones de índole presupuestaria.