Vestidos de domingo

CARBALLO

26 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Da igual que caiga a lunes, a martes o a cualquier otro día de la semana. En San Xoán siempre es domingo en Carballo. Y de domingo se visten los vecinos, como antaño, cuando los estrenos textiles se dejaban para las grandes ocasiones y lucir vestido nuevo se convertía en todo un acontecimiento social. De domingo se visten las autoridades, con uniforme de gala policías y guardia civiles y de traje los políticos, poco dados a las modernidades que, como siempre, quedan en manos de ellas, más libres a la hora de lucir colores, taconazos y peinados que en algunos casos (sí, fíjense bien en las fotos de este año) parecen obras de ingeniería o la venganza de una peluquera rencorosa.

A ellas van siempre todos los ojos; los maliciosos («¿onde vai esa co bolso da praia?»), los envidiosos («a saber cando gastou nos zapatos, que parecen do mercadillo»), y los más generosos («qué mona está siempre fulanita»). Y ellas siguen al santo, serias, con pocas horas de sueño a las espaldas (qué larga es la noche de San Xoán y qué pereza da cumplir con ciertas tradiciones) y quizás pensando que al día siguiente, domingo de nuevo (el Santísimo cae siempre en domingo aunque el calendario diga lo contrario), deberán lucir un modelito diferente (a ellos les basta con cambiar el color de la corbata y sacarle lustre a los zapatos) y someterse una vez más al dictamen de los maliciosos («esa debía pensar que ía a unha boda»), de los envidiosos («nótase que ten bo dente, que dende o ano pasado creciulle o cú») y de los generosos («qué mona va siempre menganita»).

Quizás algún año el San Xoán (que volverá a caer en domingo, sea el día que sea) ofrezca estampas más originales. Quizás alguno se atreva a romper con la tradición y compita con ellas luciendo pajarita, bermudas y chanclas. Quizás algún año se pone de moda el chándal para seguir al santo, o tal vez haya quien opte por un escote de los que quitan el hipo y atraen ojos libidinosos.