«Le Boreal», el barco que llegó al fin del mundo

CARBALLO

11 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Fue el 7 de mayo: Le Boreal atracó en Cee. Las crónicas dijeron que había sido un hecho histórico. No fue como el Mayflower (Flor de mayo), aquel barco que en 1620 llevó los peregrinos ingleses a América, pero sí fue el primer crucero que arribó al puerto de Brens. Una jornada importante, por tanto, y un campo abierto para trabajar de cara al futuro. Antes y después de la célebre y corta visita del buque galo corrieron ríos de tinta. Una vez más, el espíritu del no hagas nada, pero critica cuanto pudieras que tanto daño lleva hecho en esta comarca inspira acciones y omisiones por doquier. Los más fácil, y hasta suena ocurrente, es recordar el manido Bienvenido míster Marshall de Berlanga, aludir al paletismo del cuadro o recurrir al argumento del «¿que deixaron?» Como si en el territorio galaico y en todas partes no se viesen a menudo escenas esperpénticas, incluso en actos de pretendido alto copete. El ridículo tiene muchas caras y siempre depende desde el lado del que se mire.

Claro que podía haberse hecho mejor y con una estética más depurada, pero qué alcalde de la Costa da Morte no se daría con un canto en los dientes porque un trasatlántico arribara a su puerto. Aunque solo fuese por dos horas. Le Boreal es el barco que llegó al fin del mundo. Con sus pasajeros sin saber a qué mirar más, si al Olimpo Celta o el Promontorio Nerio de los romanos. Fue el primero y detrás de él deberían venir muchos más, pero para eso es necesario que mucha gente trabaje para que esa idea triunfe. Y lo primero es creer en ella y armar un proyecto serio para que los próximos boreales tengan a qué venir a la Costa da Morte y no solo para que bajen los turistas con destino a Santiago. Pero para ello hay que hacer algo más que gastar inmensas cantidades de dinero europeo en códigos QR para señalar monumentos y espacios cubiertos de tojos y que nadie consulta. Le Boreal no puede ser flor de una sola primavera. Si la Costa da Morte quiere jugar en la primera división del turismo gallego tiene que ser ambiciosa y unida. Y ello supone saber a dónde ir y formar un equipo para alcanzar la meta. Este Fisterra tiene unos valores únicos y cuando uno persigue una idea lo importante es dar pasos. Y el de la llegada del primer crucero al fin del mundo no fue pequeño.

Transporte. Nueve años y la casa del transporte metropolitano de Carballo sin barrer. Fueron necesarias cinco entrevistas para que Xunta y Concello se pusiesen de acuerdo para la integración de la capital de la comarca de Bergantiños en el plan, con una reducción de, al menos, el 40 % en el precio del billete. Ahora son casi 10 euros ida y vuelta de Carballo a Coruña, un capital a final de mes para las economías más modestas. La situación afecta a la gente con menos recursos, pues el que los tiene se desplaza en auto propio y cómodamente. Viajar en autobús desde algunos pueblos de la Costa da Morte es un lujo, o una barrera al desarrollo, según se mire. Aunque nadie se preocupe de verlo.

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