La vocación, verdadero misterio

désiré kouakou tanoh

CARBALLO

Desire Koukaou.
Desire Koukaou. J. M. CASAL

El sacerdote relata su infancia, su formación y su llegada a Galicia

16 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Mi nombre cristiano o francés es Désiré y Kouakou de nombre tribal. Tanoh es el único apellido ya que, siguiendo la tradición francesa, no usamos el de la madre porque se pierde tras el matrimonio. Nací en un pueblo de Côte d?Ivoire (Costa de Marfil), para guardar el nombre oficial del país, situado en el centro oeste y llamado Ahounienfoutou, difícil de pronunciar para los españoles. Si alguien quiere intentarlo, con la grafía de aquí es Ahunienfutú.

Aconteció mi nacimiento el 27 de diciembre de hace 41 años. Mi padre, Kouadio Tanoh, hombre dedicado a la política, respetado e inteligente, influyó la política de nuestra región hasta su muerte en el 2002 a la edad de 65 años. Mi madre, Kinimo Tanoa Celine, ama de casa, es una mujer sencilla y generosa donde las haya. Somos cuatro hermanos varones y una hermana hija de la otra mujer que tenía mi padre. Vivíamos todos en la misma casa. Crecí en este ambiente de familia acomodada, casa agradable, buenas escuelas (cosa que no era fácil para muchos)? Puedo afirmar que nosotros tuvimos suerte y por eso el recuerdo que guardo de esta época es de felicidad.

Segunda etapa de mi vida

Después de la selectividad decidí hacerme cura y entré en la orden de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, más conocida como los carmelitas. Por cierto, es la única orden religiosa dentro de la iglesia que nació en la tierra de Jesús, es decir, en el Monte Carmelo de Palestina hacia el año 1200. Desde Côte d?Ivoire llegué a Sevilla el año 1991 para mi formación y en 1993 pronuncié mi primeros votos, es decir, mis primeros compromisos formales dentro de la orden.

Después me mandaron a Madrid para la formación filosófico-teológica en la Universidad Pontificia Comillas, que duró hasta el año 1999, en el que, finalizados los estudios, volví a mi país para la ordenación sacerdotal. En el 2000 fuimos enviados 3 hermanos frailes y yo a Burkina Faso para la primera fundación de la orden en África occidental.

Estuve allí trabajando como misionero junto con mis otros hermanos hasta el 2005. Fue una etapa muy importante y fundamental para mí, puesto que allí, en uno de los países más pobres de África y del mundo, descubrí, mejor dicho, caí en la cuenta de las distintas pobrezas que afectan a África y de cómo yo no podía permanecer indiferente ante aquel sufrimiento. Puedo afirmar que fue otra etapa de gran felicidad a pesar de las graves dificultades y justo por ellas. Nació y creció en mí el compromiso social que brota del Evangelio.

Después de Burkina Faso se abre otra etapa nueva de mi vida. Etapa que comienza con la petición de marcharme de los carmelitas... Dios solo sabe el porqué, Dios solo sabe el porqué de mi vocación sacerdotal, Dios solo sabe por dónde me quiere conducir.

La vida, las vocaciones de todo tipo (sacerdotal, matrimonial...), cada vez que lo pienso, la comprendo como un verdadero misterio. Podemos intentar explicaciones pero en el fondo para mí sigue siendo un gran misterio. ¿Por qué esto y no aquello? Como decía, salí de los carmelitas y gracias a un amigo cura de la diócesis de Santiago de Compostela, Xosé Manuel Pensado Figueiras, a quien había conocido en la Universidad, mis pasos se dirigieron a Galicia, concretamente a Santiago, lugar de peregrinos.

Gracias a la solicitud paternal de nuestro arzobispo don Julian Barrio Barrio ya estoy incardinado en esta diócesis y ejerzo mi servicio pastoral en esta parte de la iglesia de Dios que está aquí presente en esta diócesis compostelana.

en primera persona

«Dios solo sabe el porqué, Dios solo sabe por dónde me quiere conducir»

«En Burkina Faso caí en la cuenta de las distintas pobrezas que afectan a África»