A pique por una pata del Centolo

Miguel Sanclaudio

CARBALLO

El crucero ligero «Blas de Lezo» saliendo del puerto de Las Palmas.
El crucero ligero «Blas de Lezo» saliendo del puerto de Las Palmas. colección juan antonio padrón albornoz< / span>

El «Blas de Lezo» se hundió durante unas maniobras militares

08 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Eran tiempos convulsos: España se hallaba dividida como nunca en su historia. Las diversas bandas que pretendían hacerse con el poder, así fuera por la fuerza, apenas eran contenidas por una mayoría de la población que lo único que deseaba era vivir en paz.

A las puertas del golpe de Estado conocido como la Sanjurjada, la Armada Española desarrollaba importantes maniobras en el verano de 1932 en las rías gallegas. Las Fuerzas Armadas, consecuencia de la crisis económica, atravesaban malos momentos, probablemente desde el siglo XVIII nunca fueron buenos. Con pocos buques, no modernizados y con escasa actividad, bordeaba la Armada Española los prolegómenos de unos tiempos que le supusieron la mayor prueba desde las guerras napoleónicas. Las maniobras militares se convocan para practicar supuestos tácticos que permitan a las fuerzas propias enfrentarse a amenazas reales a partir de planteamientos teóricos. En el propuesto aquel verano, dos escuadras habían de enfrentarse para defender y atacar respectivamente las rías gallegas.

Reparto de papeles

Cinco cruceros y cuatro destructores se repartieron los papeles de atacantes y defensores en los bandos azul y rojo (no existen connotaciones políticas para tales denominaciones). La escuadra roja, que englobaba a los cruceros gemelos Blas De Lezo y Méndez Núñez, debía realizar el ataque. La velocidad en la táctica naval es clave y si para ahorrar unos minutos se ha de pasar ceñido a tierra, por dentro de la piedra de O Centolo, junto al cabo Fisterra, pues se pasa. Y es que por lo que en esos momentos se conocía dicho paso no entrañaba problema, las cartas señalaban fondos de unos 12 metros y una anchura más que suficiente para permitir el paso de un crucero como el Blas de Lezo.

El Blas de Lezo y su gemelo el Méndez Núñez, eran buques lentos comparados con sus similares de otras marinas que asimismo erigían artillería de mayor calibre, además de serles difícil la gestión de dos tipos de calderas, unas destinadas a quemar carbón y las otras de aceite.

Este buque, ferrolano de nacimiento, derivado de la serie Caledon de la Royal Navy, había nacido anticuado. Diseñado en plena Primera Guerra Mundial, sufrió un dilatado proceso de construcción consecuencia de la necesidad de importar unos materiales de la Gran Bretaña que esta precisaba con urgencia para su propio esfuerzo bélico. Pese a haber sido botado tras la finalización del conflicto, pocas de sus enseñanzas se aplicaron en su diseño, consecuencia sin duda de permitir a una potencia extranjera asumir la construcción de nuestros buques. La circunstancia de que la Sociedad Española de Construcción Naval, estuviera mayoritariamente en manos de empresas británicas no ayudó precisamente a la rápida y eficiente construcción de este crucero.

Esa dependencia perduró hasta nuestra guerra civil, cuando los lazos con Gran Bretaña se cortaron en favor de Alemania e Italia. El fin de la Segunda Guerra Mundial dejó a España aislada, sin posibilidad de acercar del exterior los materiales y conocimientos que precisaba para la modernización de sus Fuerzas Armadas.

Naufragios de la costa da morte