Tres (cinco) buques y un destino

miguel san claudio

CARBALLO

El «Banderas» fue hundido por un submarino alemán.
El «Banderas» fue hundido por un submarino alemán.

El hundimiento del «Banderas» en cabo Vilán inició una trágica historia

19 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El mar presenta tantas facetas como puntos de vista le apliquemos. La que nos interesa a los historiadores nos lo muestra como un medio a través del que se relacionan los seres humanos. Una de las maneras en las que nuestra especie interrelaciona es la violencia, siendo la guerra su estadio más evolucionado.

Galicia, por su posición avanzada sobre el Atlántico, yugulando la vía de comunicación más poderosa que ha conocido la humanidad, la que discurre frente a estas costas, no podía quedar al margen de los numerosos conflictos bélicos que ha protagonizado nuestro continente. Ni siquiera ha podido mantenerse al margen en aquellos en los que no representó más papel que el de servir de escenario a la lucha por el dominio del mar.

En el último de los grandes conflictos que hemos presenciado desde la primera fila de nuestro Finisterre, entre 1939 y 1945, los naufragios de buques y aeronaves fueron excesivamente numerosos.

El vapor español Banderas, propiedad de la Compañía Naviera Vascongada navegaba la madrugada del 18 de febrero de 1940, con un cargamento de fosfatos, a lo largo dela Costa de Morte a unas ocho millas de cabo Vilán. Las luces de los faros estaban en funcionamiento, pues aunque una terrible guerra azotaba Europa, España era un país neutral.

Por la proa del mercante español se extendía un convoy de buques mercantes escoltados por varios buques militares. Todos ellos navegaban totalmente oscurecidos para no delatar su presencia. Probablemente a bordo del Banderas desconocieran la presencia del convoy, ya que este navegaría despreocupadamente con la seguridad que otorga el saberse un mercante neutral, navegando por aguas propias. El que sí estaba enterado de la presencia de todos ellos era el korvettenkapitän, Harald Grosse, comandante del sumergible alemán que los acechaba, el U 53.

En algún momento en torno a las 03.30 horas, los vigías del sumergible apreciaron las luces del español, que supusieron rezagado del convoy francés denominado 65-KS/10-RS al que seguían. No podemos saber qué pasó por la mente del comandante germano, pero probablemente pensó que ese vapor por algún motivo no podía seguir el ritmo de sus compañeros y que quizás encendiera las luces para hacer creer que se trataba de un buque neutral. En cualquier caso, el buque fue atacado a las 04.20 horas.

Los torpedos fueron disparados sin previo aviso y los del Banderas solo advirtieron el peligro cuando su pequeño mundo se convirtió en un caos de explosiones, humo y desconcierto. Algunos afortunados no se apercibieron en absoluto. De 29 tripulantes, únicamente 7 salvaron sus vidas, y de ellos dos con heridas sumamente graves, el segundo oficial -probablemente a cargo de la guardia- y un marinero. Todos estos fueron recogidos por el arrastrero coruñés Tritonia.

El U 53 marcaba así la octava muesca en su lista de buques hundidos, seis de ellos bajo su actual comandante en una sola patrulla. Pero este sería el último. Como si en aguas de la Costa da Morte esa madrugada se desatara una maldición, cinco días después, el U 53 fue echado a pique con toda su tripulación (45) por el destructor británico HMS Gurkha, entre las islas Faroe y las Shetland.

Pero cuando una maldición se pone en marcha? Ni los dioses son capaces de detenerla. El destructor británico, la venganza del Banderas, fue a perecer el 9 de abril de ese mismo año cerca de la localidad noruega de Stavanger, mientras participaba en la campaña de Noruega. Una bomba de un bombardero alemán terminó con sus días sobre el agua y le dio la vida eterna en el fondo del mar del Norte. Alrededor de 30 víctimas en esta ocasión.

Pero ni así se detuvo el destino en esta trágica cadena. Un nuevo destructor británico vino a heredar el nombre del perdido en Noruega. También el nuevo HMS Gurkha alcanzó la tragedia a través de los torpedos del sumergible alemán U 133, en Sidi Barrani, Egipto, cerca de la frontera Libia. Quince hombres bajaron con él al abismo.

Aún este último sumergible se perdería en el golfo de Egina, Grecia, con sus 45 tripulantes, consecuencia del choque con una mina el 14 de marzo de 1942.

Tres de los mares que bañan a Europa han servido como escenario de una historia trágica que arranca con un error en una madrugada frente al cabo Vilán. Alrededor de 162 hombres jóvenes sacrificados de manera absurda en las aras de Marte, cuando Europa perdió la razón.

naufragios de la costa da morte