Un mar de sorpresas en casi 14 kilómetros

X. A. CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Más de 100 personas recorrieron los lugares más escondidos de Corcubión

19 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Es el concello más pequeño de la Costa da Morte, pero Corcubión es un mundo. Ayer le tocó vez a este municipio en el programa de Andainas pola Costa da Morte que promueven los ayuntamientos de Vimianzo, Camariñas, Ponteceso, Muxía y el propio Corcubión. Una ruta de unos 14 kilómetros que discurrió por lugares desconocidos y sorprendentes de este municipio fisterrán.

Más de un centenar de personas desafiaron un día mal encarado. Sin embargo, desde que los caminantes de plantaron en la Plaza de Castelao se acabó el agua. La marcha se inició por el Camiño de Fisterra, bien cuidado por el área urbana corcubionesa, con adoquines entre casas centenarias con historia enraizada en los siglos. Muros suntuosos en otros tiempos, en unos casos, y casi ciclópeos en otros, esconden mansiones venidas a menos y adornan el primer tramo de la marcha, que discurrió ágil.

El que crea que Corcubión solo es un puñado de viviendas con cierta hidalguía ya olvidada se equivoca. En este municipio también hay mucha vida vegetal, o sea monte, y bonito. Cuando la foresta amaina te encuentras con playas de cantos rodados, furnas, algún antiguo molino de marea abandonado entre la maleza e incluso acantilado. Ante la iglesia románica de Redonda, Norberto Pais, resume su erudición sobre las historias de su pueblo: viejos galeones hundidos, ataques de los franceses, Plácido Castro y su carbón y otros emprendedores... Desde el cabo da Nasa, el paisaje impresiona. En la comitiva va el alcalde, Francisco Lema, y los ediles Manuel Insua y Manuela Fernández Louro. Al final, ofrecieron una degustación de jamón de porco celta. Y los caminantes se lo agradecieron.