El sacerdote de Costa de Marfil se hará cargo de Brens y Ameixenda, en Cee, a partir del próximo día 19
10 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.«Cuando les dije que me marchaba los niños lloraban», dice con cariño el párroco de Alborés y Os Baos, en Mazaricos, y Brandomil, Brandoñas y Muíño, en Zas. Tras casi ocho años de trabajo en los cinco lugares, Desiré Koaukou Tenoh (40 años) cambia de destino y a partir del próximo día 19 se encargará de las iglesias de Brens y Ameixenda, en Cee. Le da pena el cambio, dice, pero afronta sus nuevas plazas con ilusión y con ganas de recibir el mismo cariño que se lleva de Mazaricos y Zas. Sus exparroquianos, asegura, se quedarán en buenas manos. «El cura que me va a sustituir es colombiano, así que los vecinos van a poder conocer curas de todos los colores y de todos los continentes», asegura riéndose.
-¿Cómo afronta el cambio de parroquias y el hecho de dejar Zas y Mazaricos?
-Con ilusión, pero también con pena, porque he estado casi ocho años con los vecinos de Mazaricos y de Zas y nos hemos cogido mucho cariño. Los niños lloraban cuando les dije que marchaba. Conozco Cee porque he ido algunas veces a predicar durante las fiestas de la Xunqueira, pero todavía no conozco las parroquias de Brens y Ameixenda.
-¿Tiene miedo al nuevo destino?
-Es normal que cuando te enfrentas a algo nuevo siempre tengas algo de miedo, a mí me ocurre, sobre todo, cuando pienso en cómo me recibirán. Es una nueva etapa para mí, pero también para los vecinos de Brens y Ameixenda, porque llevaban 40 años con el mismo cura, así que tanto ellos como yo tendremos que acostumbrarnos a cosas nuevas. No sé que me voy a encontrar, pero voy con mucha ilusión.
-Muchos de sus exfeligreses han dicho ya que irán a visitarle a menudo a Cee.
-Me alegrará mucho, porque hemos tenido una relación muy buena. Pero ya les he dicho que en la vida hay que cambiar y que con mi sustituto también estarán a gusto.
-¿La relación fue tan buena desde el principio?
-Al principio yo era algo raro para ellos, una persona poco común, pero enseguida me acogieron con mucho cariño. Fue cierto eso que dicen de que los gallegos son desconfiados al principio, pero que al final te quieren mucho. Me he sentido muy querido en Zas y en Mazaricos.
-En sus parroquias abogó por lograr una iglesia muy participativa. ¿Hará lo mismo en Cee?
-Eso voy a intentar, pero no dependerá solo de mí, sino también de la gente. Tengo muchas ganas de conocer a mis nuevos parroquianos y de aportar una nueva visión de la Iglesia. Me siento muy arropado por los sacerdotes que hay en la comarca. Hace unos días me reuní con algunos y me recibieron con los brazos abiertos, como si fuese un hermano pequeño recién llegado.
-También les dará a conocer el trabajo de su oenegé, Egueire, en Costa de Marfil.
-Claro que sí, porque seguimos trabajando con mucha ilusión, aunque es evidente que también nos afecta la crisis. Aunque quién nos diera tener en Costa de Marfil la crisis que tenéis aquí. Estamos haciendo muchos proyectos, sobre todo con los niños y las mujeres y los vecinos de Zas y Mazaricos me han apoyado mucho. Nuestra filosofía siempre ha sido el intercambio cultural y seguiré fomentándolo.