El «romanticismo» revivió y triunfó en Carballo

Á. Palmou CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

JOSE MANUEL CASAL

Los Venres Culturais arrancaron con un divertido ejercicio de desmitificación

06 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Gustavo Adolfo Bécquer convertido en ídolo juvenil de tintes roqueros y Edgar Allan Poe como funesto compañero de juergas de un miedoso Herman Melville son algunos de los personajes del romanticismo que fueron diseccionados ayer en el Pazo da Cultura de Carballo por la irónica cuchilla teatral de Mofa e Befa, Quico Cadaval y Piti Sanz.

Románticos! llevaba por título el espectáculo que alzó el telón de los Venres Culturais de la capital bergantiñana y que arrancó con una divertida interpretación del tema Por el amor de una mujer, con la que Cadaval -narrador de la obra- comenzó a ilustrar la degeneración de un movimiento de inspiración individualista y revolucionaria, pero reducido, según el personaje interpretado por Víctor Mosqueira, a una atropellada y divertida sucesión de temas musicales. «Ser romántico é coma ser afeccionado do Racing de Ferrol», fue la idea con la que Evaristo Calvo trató de ofrecer su propia definición de esta corriente antes de embarcarse en un desternillante carrusel de personajes guiado por Cadaval.

Las risas y los aplausos del público que casi llenó el auditorio del Pazo interrumpieron en unas cuantas ocasiones a los cuatro protagonistas de este montaje irreverente y sin miramientos, en el que tampoco faltó la representación gallega: Rosalía de Castro. Mary Shelley hizo también acto de presencia sobre el escenario para regañar a su inmortal criatura, Frankenstein -sospechosamente similar a las figuras de Playmobil-, por perder una oreja. «Xa che dixen que non rascaras que aínda estaba fresca», le reprochó la autora mientras trataba de darle la merienda a la espera de que el siguiente mito del romanticismo se subiese al escenario para recibir su correspondiente ración de mofa.