«El estuario es la semilla del turismo naturalista»

á. p. carballo / la voz< / span>

CARBALLO

José Luis Rabuñal Patiño relatará en el Congreso Galego de Ornitoloxía sus más de tres décadas de estudio en el Anllóns

23 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El domingo pasado, aprovechando la tregua del mal tiempo, José Luis Rabuñal Patiño regresó a un espacio que lo conquistó hace más de tres décadas y en el que ha desarrollado gran parte de su actividad como ornitólogo convirtiéndose en el mayor especialista en la zona, tal como ha reconocido el Concello de Cabana dándole su nombre a un mirador de aves. Los inicios, las anécdotas y los porqués de su regreso una y otra vez al estuario del Anllóns centrarán el resumen de sus 3.756 visitas documentadas con el que cerrará las intervenciones del sábado del Congreso Galego de Ornitoloxía.

-Condensar casi cuatro décadas de observaciones en una charla no parece tarea fácil.

-Es evidente que no se puede, pero mi intención inicial es simplemente hacer una exposición de mi experiencia allí, de cómo empecé, de las principales observaciones, y, sobre todo, de su enorme valor que tiene, aparte del afectivo que le tengo yo, y de la necesidad que hay de seguir preservándolo.

-¿Ha cambiado mucho el estuario desde su primera visita?

-El lugar como tal no tiene cambios importantes en su idoneidad para albergar poblaciones de aves, y no solo de aves, sino que también hay mamíferos, reptiles y anfibios y tiene una flora muy interesante. Era un lugar bueno y lo sigue siendo ahora, pero con la ventaja añadida de que hay más conciencia que antes y de que además se consiguió, en 1991, la prohibición de la caza, que hasta entonces asolaba el estuario. También se ha librado de la presión urbanística, especialmente en la orilla de Ponteceso, donde no se ha edificado nada, y en la de Cabana se ha hecho a cierta distancia. La senda, en mi opinión, tampoco ha perjudicado en absoluto a las aves; es más, proporciona un balcón desde el que apreciarlas.

-¿Tampoco ha variado el tipo de aves que se pueden observar allí?

-Básicamente no, pero sí hay una evolución general que no atañe solo al estuario. Hay especies que han desaparecido de toda la Costa da Morte, hay otras que tienden a disminuir, pero también las hay que permanecen estables o que han aumentado. Yo solo pido que se mantenga como hasta ahora.

-¿Qué lo diferencia de otras zonas similares?

-En general, todos los estuarios, salvo que estén contaminados, son posiblemente los hábitats más productivos del planeta y todos ellos son muy ricos en vida natural. Lo que pasa es que este tiene la ventaja añadida de una situación geográfica privilegiada, está prácticamente en el vértice noroeste de la Península ibérica, junto al Cabo Vilán, y eso hace que sea una encrucijada y que se puedan ver especies asiáticas, centroasiáticas siberianas, africanas y, sobre todo, norteamericanas, que son las que le han dado mayor fama. El estuario es la semilla de un turismo naturalista, culto, que deja dinero y no estropea nada, y que puede ayudar también, aunque sea modestamente, a la economía de la zona.

-¿Qué se puede ver allí en esta época del año?

-El invierno es una época muy buena; no es de paso, pero si de estacionamiento de aves del norte que invernan ahí, y aunque no se puede comparar en número de ejemplares con otros espacios mucho más grandes, como las rías de Ortigueira, Ribadeo o Arousa, este estuario les gana a todas en diversidad. El número de especies registradas aquí supera con diferencia al de cualquier otro lugar de Galicia, y está a la altura de lugares más emblemáticos de la España mediterránea y de Andalucía.

-¿Cómo se siente uno al dar nombre a un observatorio de aves?

-Para mí es una satisfacción, pero siempre he sido un hombre con mentalidad de infantería, de trabajo, no de buscar la popularidad. Lo agradezco, pero lo de menos es cómo se llame, lo importante es que este espacio esté protegido. Es bueno que la gente de aquí también vea estas cosas.