El primer caso de encefalopatía espongiforme bovina detectado en Galicia fue el de Carballedo, en la provincia de Lugo. Solo un par de días después saltó el de Elvira, una res que estuvo en una explotación de Rial-Cuns, en Coristanco, y que fue vendida a otra de Ameixenda-Nantón, en Cabana. El Ministerio de Agricultura decidió sacrificar todo el ganado de las dos granjas, a pesar de que los animales que habían quedado resultaron estar sanos.
Esta forma de actuar no se volvió a repetir, por lo que la Costa da Morte fue una de las zonas más afectadas por lo que se conoció entonces como mal de las vacas locas.
Ninguna de las dos granjas afectadas consiguió salir adelante. El matrimonio cabanés que había comprado a Elvira abandonó la producción de leche y adquirió vacas de carne, pero abandonó la actividad al cabo de unos años.
En la zona todavía se detectaron varios casos más, pero solo se sacrificaron las reses que dieron positivo en las pruebas o sobre las que había dudas. El control sobre los animales vivos y los mataderos se mantiene actualmente.