Man ya ha cumplido su sueño

Marta Valiña CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Las cenizas del alemán fueron depositadas de forma simbólica delante de su caseta, junto a sus esculturas, lugar en el que hoy serán enterradas

29 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Iluminada por una luna casi llena y por los potentes focos instalados por el Concello de Camariñas para la ocasión, la urna con las cenizas de Manfred Gnädinger, llegaron, por fin, y con diez años de retraso, al lugar elegido por el Alemán de Camelle para su eterno descanso. Su sobrino, Clemens Gnädinger, viajó desde Alemania para cumplir la última voluntad de su tío y fue él encargado de depositar sus restos justo delante de la puerta de la humilde caseta de Man, el mismo lugar en el que hoy serán enterradas de forma definitiva.

La de ayer fue una visita momentánea -y simbólica- de la que fueron testigos el centenar de vecinos que formaron parte de la comitiva fúnebre que partió desde la sede de la Fundación Man, a apenas doscientos metros de la chabola del anacoreta, que hoy, y a pesar de ser la sede de su museo, parece mantenerse en pie de puro milagro.

«Mi corazón y mi alma están hoy llenos de alegría», dijo el sobrino de Man nada más recoger las cenizas de su tío al mismo tiempo que el viento agitaba con fuerza las olas del mar de Camelle. «Estoy muy contento de estar aquí y de cumplir su último deseo de descansar junto a su obra», añadió Clemens, quien insistió en que Manfred está por fin «en el lugar en el que siempre quiso» tal y como dejó plasmado en sus últimas voluntades.

El joven alemán, que explicó a los presentes que siempre se había sentido muy unido a Man, a pesar de no haberlo conocido, agradeció a los vecinos de Camelle todo lo que le habían contado sobre él. «Estoy asombrado de que su obra y todo lo que él significaba se mantenga presente», dijo, al tiempo que expresó su deseo de que el museo de su tío se mantenga en pie.

El mismo deseo que expresó Fernando Patricio Cortizo, quien lamentó que «a desidia e desinterese que amosamos todos os galegos polo propio». «Non nos importa que alguén se leve un coído colocado e empregado por Manfred para darlle sentido á súa obra», se quejó.

Antes, la concejala Sandra Insua se encargó de leer un poema de Fernando Porto dedicado a Man y escrito el mismo día en el que falleció el alemán, el 28 de febrero del 2012, y lo mismo hizo Chita Regueira, amiga del anacoreta y su traductora durante los primeros años de la vida de Manfred en Camelle. Ella, como todos los vecinos presentes y las integrantes del Coro de Mulleres que actuaron en el acto, se mostró feliz porque el sueño del Alemán sea, por fin, una realidad.