Los comercios de la zona se llenan hoy gracias a la recogida de los encargos
24 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Los precios de los productos que se llevan a la mesa en noches como la de hoy suelen aumentar considerablemente en esta época, aunque, en general, se han mantenido en los últimos días. Pero hay expeciones. Como el bacalao, que el viernes se vendía a 12 euros en el mercado de Carballo y ayer llegaba a los 17, quizás por ser uno de los platos más típicos. O la centolla, que subía, en apenas dos días, de 25 a 30 euros. Aún así, lejos de las nécoras (40 euros) o las cigalas (70), dos de los productos más demandados en el mercado carballés, junto a la vieira. Los percebes, solo por encarga.
Ayer fue domingo de feria en la capital de Bergantiños, lo que, unido al hecho de ser víspera de Nochebuena, hizo que estuviese más animado y se convirtiera en jornada de compras y de recogida de encargas, sobre todo en las horas próximas al mediodía. «Moitas», ya desde el sábado, decían en varios puestos del mercado, «pero o día máis forte vai ser mañá [por hoy]». «Nós traballamos coma sempre», aseguraban en una carnicería de la plaza de abastos.
Muchos optan por la carne para la cena más especial del año. Codornices (a 1,60 euros la pieza), chuletón, entrecot y solomillo, que se movían entre los 12 y los 20 euros el kilo, es lo más demandado. En esa sección los precios no han variado en los últimos días, lo que hace que los carniceros vendan «coma sempre». Ayer se podía encontrar cordero por 14 euros o pollo de corral por 8.
También es muy solicitada la coliflor para esta noche. Había buenas piezas a dos euros. Y para el postre, en lo que a frutería se refiere, las estrellas son la mandarina, la castaña, la uva y la piña, estas últimas incluso un poco más baratas que hace unos días. «Non hai queixa», explica una frutera. «Houbo xente toda a mañá e aínda quedan por facer as cestas», que incluyen frutas como la fresa o la cereza.
Queda la traca final de hoy. Los mercados y tiendas de la zona abrirán hasta media tarde por los pedidos y para vender los pocos polvorones, turrones y dulces navideños que quedan en las estanterías. La crisis convive entre la vecindad desde hace unos años, pero en fechas como la de hoy se olvida o se intenta dejar a un lado.