Es evidente que el carballés Xan Fraga Fernández tiene un don para la docencia y que su pasión es la historia. Ambas cosas quedaron claras ayer, una vez más, durante la presentación de su último libro, Crónicas de Carballo IV, un acto en el que los asistentes disfrutaron de una auténtica lección de historia local y en el que recordó especialmente a Alberto Gende, autor de las portadas de sus Crónicas.
Fraga ofreció una charla magistral en la que puso de manifiesto, como él dijo, toda esa historia que no está en los documentos oficiales, sino en los recuerdos, en los testimonios, en las fotografías de antaño... En todo aquello que con mucha paciencia ha ido recopilando hasta lograr lo que él mismo definió como unas «crónicas colectivas». El resultado de esa labor de recopilación y de saber escuchar es un exhaustivo trabajo en el que ofrece documentación inédita sobre la historia de Carballo y que sirve para entender un poco más cómo ha sido la evolución de la capital de Bergantiños a lo largo de los últimos siglos. El estudio, repleto de temas candentes, como los moinantes, del que Fraga propuso realizar una investigación seria «e a partir de aí facer unha política social adecuada».
El profesor e historiador desgranó en el Pazo da Cultura carballés parte de su nueva obra -la parte que más le costó, confesó, fue la dedicada al urbanismo-, que fue presentada por la presidenta de la asociación Lumieira, Rosalía Fernández Rial, quien calificó la obra de Fraga como «un clásico» cuya obra estará siempre vigente. «O que Xan Fraga nos propón é regresar ao espello fotográfico do pasado para ver a nosa imaxe», dijo Rosalía, quien señaló que las Crónicas de Carballo deben ser entendidas desde la intrahistoria, porque hablan de todos los carballeses.
Xan Fraga, por su parte, deseó que su nuevo libro sirva para crear «conciencia carballesa» y para que los vecinos se sientan orgullosos de su patrimonio colectivo. En ese sentido, el historiador destacó que la nueva biblioteca puede convertirse en un referente en la Costa da Morte y en una pieza fundamental para lograr ese orgullo carballés.