El superabuelo de Seaia sopla una vela más

CARBALLO

22 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El malpicán José María Añón Armán es un hombre afortunado. Y no precisamente porque ayer cumpliese 104 años (que también), sino porque los ha cumplido con buena salud (tiene los achaques típicos de los mayores, pero es lógico) y, sobre todo, porque lo ha hecho rodeado por una familia que le adora y lo miman. Empezando por sus dos hijos (tuvo tres, pero la más joven murió), Manuel y Genara, que lo cuidan y lo quieren con locura, siguiendo por sus ocho nietos y terminando por sus diez bisnietos. De momento no hay tataranietos, porque los integrantes de la cuarta generación no se animan, de momento, a eso de tener niños. En cualquier caso, lo importante es que todo el clan Añón se reunirá hoy en la casa familiar de Seaia (él nació en Buño) para celebrar por todo lo alto, como se merece, los 104 años de José María. Y seguro que él hará alguna que otra broma porque, afortunadamente, la cabeza le funciona muy, pero que muy bien. Por cierto, la familia aprovechará también para celebrar el cumpleaños de Genara Añón, que hoy estrenará los 81 con la suerte de poder presumir de los genes de la longevidad. A los dos, muchas felicidades.

Grupo musical

No se han puesto nombre, pero deberían, porque fueron muchos los que el pasado sábado, durante los actos dedicados a la Virgen de Fátima que se celebraron en la Casa da Cultura de Vimianzo, se quedaron sorprendidos con la calidad de sus voces. «Somos aficionadas que colaboramos con la parroquia», aseguró Ana Asende Traba quitándole importancia a su actuación. Ella, a la guitarra, y Laura Quintáns, Uxía González y Ana Torres, se subieron al escenario para interpretar varios temas que fueron muy aplaudidos y de los que el párroco, Daniel Turnes, seguro que se siente muy orgulloso. Igual que de todos aquellos que participaron en el acto que siguieron más de 500 personas. Los miembros de la coral Lusco e Fusco, los de la polifónica de Corcoesto, el coro Nuestra Señora de Fátima y los pianistas Alberto Angües y Nerea Rojo hicieron un gran trabajo.

Reinauguración

En épocas de crisis es una auténtica aventura animarse a tomar las riendas de un negocio, por eso ahora más que nunca es el momento de desearles mucha suerte a los valientes emprendedores. Como Manuel Álvarez y Silvino Vitorino, que han tomado el relevo en el mesón A Tella, el famoso establecimiento de la calle Río Anllóns de Carballo. Ellos tras la barra, y en la cocina, preparando sabrosos platos y tapas, Laura Verdes. Los tres estuvieron ayer muy bien rodeados por amigos y clientes, que no quisieron perderse la reapertura del local de hostelería. Disfrutaron de los vinos y las cañas y les desearon mucha suerte, porque siempre es un alivio que los negocios dejan de quedarse vacíos.