vivir el verano
La Costa da Morte ha vuelto a apostar este fin de semana por una fórmula que, a la vista está, nunca falla. Solo hacen falta tres ingredientes -tradición, música y gastronomía- y que el tiempo acompañe para que los campos de las fiestas, las carpas, las plazas y las playas se llenen.
El éxito se repitió ayer en varios puntos de la comarca, entre ellos Baldaio (Carballo), donde la carpa instalada por los organizadores de la Festa do Berberecho ya se quedó pequeña al mediodía, y todavía quedaba por delante una larga tarde de música y baile hasta la cena.
Lo mismo ocurrió en Fisterra, donde el Festival Folk na Fin do Camiño comenzó, precisamente, con una degustación de productos gallegos de la que no solo disfrutaron los turistas, que fueron muchos, sino también los fisterráns, a la espera de las actuaciones musicales nocturnas.
Esa misma fórmula, partiendo de una romería tan tradicional como la de San Roque de Moraime, triunfó en Muxía. Las familias llenaron el campo de la fiesta con manteles, mesas, barbacoas, toldos y sombrillas, y disfrutaron hasta altas horas con la música, los bailes y los juegos.
Y Malpica, por su parte, se anticipó a las inminentes Festas do Mar con su multitudinaria Feira Medieval Mariñeira, que todavía continúa hoy.
De punta a cabo