El médico vimiancés que carecía de título ya ejerce legalmente

Juan Ventura Lado Alvela
Juan Ventura Lado CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Aceptó la pena mínima de seis meses de prisión y finalizó sus estudios

09 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El médico vimiancés Xan Ramón Fernández Garrido, denunciado en agosto del 2009 por ejercer la profesión sin estar titulado para ello, acaba de recibir ahora, casi tres años después, la sentencia aceptada por su defensa, que le condena a seis meses de cárcel, la pena mínima prevista en la ley y que no supone el ingreso en prisión porque el acusado carecía de antecedentes penales.

En este tiempo, según informó ayer su esposa, María Jesús Barbeira, el implicado ha tenido tiempo para acabar las asignaturas que le faltaban, obtener el título y colegiarse, con lo que desde finales del año pasado ya ejerce legalmente en la clínica que él mismo dirigía en Vimianzo y en la que también trabajan otros profesionales.

La imputación de Fernández Garrido causó una gran sorpresa entre sus pacientes de la comarca de Soneira y de todos los puntos de la Costa da Morte, porque el médico llevaba 22 años trabajando y a lo largo de ese tiempo se había labrado una excelente imagen, hasta el punto de que nunca recibió una denuncia por mala práctica. De hecho, figuraba en el cuadro médico de aseguradoras como Mapfre, Asisa, Adeslas y DKW, tal como recoge la sentencia, en la que el denunciado admite que exploraba a los pacientes y les recetaba los medicamentos que creía convenientes.

Estas funciones ejercidas sin la debida acreditación suponen un delito y así lo consideró el juez, quien, sin embargo, le ha impuesto la sanción más baja que contempla el Código Penal.

Para la mujer de Fernández Garrido, quien calificó el resultado del proceso como el esperado, esto implica que el magistrado ha sabido distinguir entre «unha persoa seria que cometiu un erro, porque iso non se pode negar» y otros que «actúan como piratas» sin el mínimo de conocimientos ni condiciones.

Barbeira asegura que para ella, su marido y el resto de la familia, este asunto «afortunadamente» está zanjado y que, pese a los trastornos que les supuso, también ha tenido sus cosas positivas «como o apoio incondicional de moita xente». Desde la universidad, donde fue tratado como cualquier otro alumno, hasta el colegio médico, que aceptó la inclusión de Fernández Garrido como uno más, Barbeira señala que encontraron mucha ayuda, especialmente de amigos y conocidos. «Nunca lles estaremos suficientemente agradecidos», concluye.