Auténticas lecciones de vida en el instituto Isidro Parga Pondal

marta valiña CARBALLO / LA VOZ

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Dos internos y otras tantas profesoras de la prisión de Teixeiro explicaron a los alumnos del centro carballés las consecuencias del consumo de estupefacientes

19 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Con siete meses de clases a sus espaldas y muy cerca de decir adiós al curso, los alumnos de cuarto de ESO y de segundo de Bachillerato del instituto carballés Isidro Parga Pondal recibieron ayer una de las lecciones más importantes de todo el año. Quizás, y con suerte, una enseñanza magistral que les servirá para toda la vida. Fue una clase especial y muy intensa preparada por el departamento de Filosofía y la profesora África López, que invitó a cuatro de los integrantes del proyecto ANOCA (Aprender no Cárcere), un iniciativa del Centro Público de Educación e Promoción de Adultos de la prisión de Teixeiro que el año pasado recibió el premio nacional Vicente Ferrer. Dos profesoras, Chus y Cristina, y dos reclusos, Javi y Joana, explicaron a los alumnos del Parga Pondal una realidad que muchos conocen por la prensa o por la televisión, pero que ayer les sonó más real que nunca.

Joana y Javi hablaron claro, clarísimo, y ofrecieron a los chavales concisos mensajes de los que, confían, los alumnos carballeses hayan tomado buena nota. Entre ellos, que las drogas, cuando no matan, te pueden llevar a la cárcel. «La droga lo destroza todo. Cuando consumes drogas te estás saltando escalones en tu camino vital. Al principio incluso parece un juego, pero no os podéis ni imaginar la cantidad de chicos menores de 25 años que hay en la cárcel. Yo todos los días maldigo el sitio en el que estoy», les dijo Javi, quien, por si los estudiantes todavía creían que estaba de broma, añadió: «Las estadísticas son claras, uno de cada diez de vosotros acabará en prisión».

Otro de los mensajes es que la vida en prisión es dura, muy dura. «Yo llevo tres años y es horrible. El primer día que me desperté en Teixeiro se me vino el mundo abajo. He pasado de todo e incluso me pongo enferma sin saber por qué», explicó Joana, que durante su estancia en prisión ha logrado abandonar las drogas y, además, ha retomado sus estudios.

De hecho, tanto ella como Javi insistieron en que la formación es básica, que los jóvenes han de esforzarse y no abandonar sus estudios, que aprender, aunque suene a tópico, da vida. «La formación es básica, no podéis abandonar los estudios y debéis tener siempre presente que el consumo de drogas es uno de los motivos que llevan al abandono. Nosotros somos ejemplos claros de ello, pero vosotros todavía estáis a tiempo de elegir el buen camino», insistió Javi, quien, si todo va bien, obtendrá el tercer grado penitenciario (solo tendrá que ir a dormir a la cárcel) el próximo mes. «Nada más llegar a casa lo primero que haré será tomarme unos huevos fritos con patatas y disfrutaré de mis hijos y de mi familia», aseguró el joven, quien confesó que también tendrá que aprender «a recobrar la libertad». Lo que tiene claro, igual que Joana, es que hará lo imposible por no tener que volver a prisión y en su lucha diaria por mantenerse alejado de la cárcel la educación jugará un papel fundamental. El conocimiento les hará libres.

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