La foca «Nariga» ya navega en barco hacia su hogar irlandés

Marcos Gago Otero
Marcos gago MARÍN / LA VOZ

CARBALLO

José Manuel Casal

El animal localizado en Malpica ha engordado 10 kilos en su recuperación

12 abr 2012 . Actualizado a las 18:06 h.

Nariga, una cría macho de foca gris, navega a estas horas a bordo del barco marinense Susa I rumbo a su hogar en Irlanda, donde será liberada. Este lobo marino apareció en la punta de Malpica que le dio nombre el pasado 14 de enero. El cachorro llegó a la orilla desnutrido, agotado e incapaz de reaccionar ante la presencia de los humanos. Tres meses después su imagen y su comportamiento es muy diferente. Ha ganado diez kilos, pasando de los veinte que tenía a más de treinta. También se muestra más despierto.

En la cesta de transporte, en el muelle de Marín, parecía un animal tímido, pero cuando se cansó de posar como una estrella de cine, protestó fuertemente ante el flash de los fotógrafos y las cámaras de televisión. A media mañana, la cesta fue depositada en la bodega del barco, donde Nariga permanecerá hasta que el pesquero se halle cerca del Gran Sol. Entonces la tripulación del barco marinense la soltará para que pueda nadar libre y reunirse en alta mar con sus congéneres.

Todo el proceso de recuperación de este animal marino lo supervisó la Coordinadora para o Estudio dos Mamíferos Mariños (Cemma). Su presidente, Alfredo López, explicó que cuando la cría llegó a la playa pasó primero una etapa en la UCI para animales que tiene la Sociedade Galega de Historia Natural en Ferrol. Cuando el cachorro logró recuperar unos parámetros normales de salud, Nariga fue trasladado al acuario de O Grove, donde remató su puesta a punto para su embarque y devolución al mar.

Instinto depredador

Nariga realizó la segunda parte de su recuperación en el acuario de O Grove, donde se la va a echar mucho de menos. En estas instalaciones no solo ha engordado diez kilos, sino que también ha recuperado su instinto depredador.

En cuanto superó su desnutrición y deshidratación, Nariga comenzó a ejercitar su musculatura, para fortalecerse y poder regresar así a mar abierto. Durante su estancia en el acuario grovense se trató de que mantuviese el mínimo contacto posible con las personas, para que una vez suelta no se acercase a ellos. También se intentó que recuperase su instinto depredador y, durante los últimos días, se la alimentó con pescado vivo. Todo ello permitió que este pequeño animal esté listo para regresar a su hábitat natural.