Corcubión enamora a los veteranos de Valladolid

CARBALLO

26 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

1 Definitivamente, deberíamos desterrar para siempre la idea de que a partir de los 65 comienza la tercera edad. Más bien habría que decir que los veteranos inician una segunda juventud. No hay más que verlos en los bailes que se organizan semanalmente en muchas localidades de la Costa da Morte o en todas aquellas actividades y fiestas pensadas especialmente para ellos. Muchos (cada vez más) se lo pasan tan bien que dan ganas de empezar a peinar canas cuanto antes. Por ejemplo: el medio centenar de vallisoletanos que el lunes llegaron a Corcubión. Están realizando el Camino de Santiago por etapas y, a la vista de que ya les queda poco, muy poco, para culminar su caminata en Fisterra, han decidido pasar una semana de vacaciones por la Costa da Morte. Se alojan en el hotel El Hórreo, que dirige Liliana Costa Caamaño, donde están siendo tratados como auténticos reyes. Incluso tuvieron un recibimiento por todo lo alto, del que se encargó el gaiteiro corcubionés Vitorino. La bienvenida fue tan buena que para ellos incluso brilló el sol en la Costa da Morte, una comarca que disfrutarán hasta el sábado. Ojalá que la experiencia sea tan buena para ellos que no duden en volver.

Homenaje a los socios de más edad del Ponteceso

2 Cumplir años no implica que haya que convertirse en un anciano que no sale de casa. Todo lo contrario. Hay que divertirse y fomentar aquellas actividades o aficiones para las que antes no se tenía tanto tiempo. Y el fútbol, por supuesto, también puede ser una de ellas. Si uno no se siente con fuerzas para correr detrás del balón siempre puede dedicarse a vivir el partido desde las gradas. Igual que los socios con más edad del Ponteceso, cuyo apoyo al club ha sido recompensado por los responsables de la entidad. La sociedad deportiva que preside José Manuel Mato decidió homenajear a los socios más veteranos (en años, que no en tiempo), José Manuel Cotelo Lema, Froilán Verdes Silvarredonda, Aurelio Varela Fuentes, Modesto Varela Calvo y José Dourado García, durante el partido que les enfrentó al Flavia. Al acto de entrega de las insignias de honor asistieron también el alcalde de Ponteceso, José Luis Fondo Aguiar, y la concejala de Deportes, María del Mar Durán Mato y, por supuesto, todos los jugadores de Ponteceso, que agradecieron que el apoyo llegue también de aquellos que llevan tanto tiempo disfrutando del deporte rey. Por cierto, el equipo de sus amores empató contra el conjunto padronés.

Alfabetización digital

3 La segunda juventud también es un buen momento para volver al «cole», para aprender cosas nuevas o simplemente ejercitar la mente. Eso es precisamente lo que están haciendo los vecinos de A Laracha y Paiosaco que desde el lunes participan en el curso de cultura general y alfabetización digital organizados por la concejalía de Servizos Sociais, de la que se encarga Rocío López Rey. Para muchos es su primer contacto con los ordenadores y el fascinante mundo de Internet, pero tienen tantas ganas de aprender que no sería de extrañar que alguno de ellos acabase siendo un auténtico pirata informático. Las clases para los «jóvenes con más años» de A Laracha incluyen también un obradoiro de memoria que hoy arrancará en la capital municipal, en Caión y en Paiosaco. Todavía hay plazas.

Felicitaciones

4 Los miembros del Seminario de Estudos Comarcais da Costa da Morte, que preside Xosé María Lema, están muy contentos y no es para menos, porque, tal y como recuerdan con orgullo, tres de sus socios están de plena actualidad. Uno de ellos, el escritor ceense Miro Villar, que acaba de presentar en Muxía, Bretemada, un libro de poemas inéditos del poeta muxián Gonzalo López Abente. Además, al día siguiente, otro de los socios del Seminario, el físico baiés Jorge Mira Pérez recibía en Vigo el Premio da Crítica Galicia en el apartado de investigación. A ellos dos se suma otra de las miembros de la entidad, la escritora ceense María Canosa Blanco, que comparte el éxito del programa Cifras e Letras con Jorge Mira. Los tres son ejemplo, nos cuenta Xosé María Lema, de que «o mascarón de proa das terras fisterrás segue abrindo camiños na cultura galega». Y ojalá que sea por muchos años más.