De la cocina de toda la vida a los postres de diseño en O Pinar

Eduardo Eiroa Millares
e. eiroa CEE / LA VOZ

CARBALLO

09 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La historia comienza como tantas otras en la Costa da Morte. Él, Manuel Riveiro, se pasó casi una década navegando antes de probar suerte, como tantos, en Suiza. Ella, María Pazos, salió hacia ese país con 17 años a buscarse el pan. Era el año 1972. «Cando cheguei a Suiza e vin como era aquilo, tanto chorei por volver», recuerda.

Pronto se acostumbró a aquel país, en el que se inició en la hostelería trabajando en un restaurante y un hotel. Aunque el que entonces no era aún su marido había nacido a menos de 20 kilómetros de su villa natal -ella es de Dumbría y él muxián- fue a conocerlo a miles de kilómetros de casa, es el país helvético.

Regreso de Suiza

A él no le gustaba mucho aquello y en dos años y medio hicieron de nuevo las maletas para volver a casa. En 1975 se casaron y se establecieron en Muxía donde poco después pondrían en marcha su proyecto empresarial.

El 19 de marzo de 1983 abría sus puertas la parrillada O Pinar. Al principio no era más que una taberna modesta, con espacio para 15 comensales que disfrutaban de la comida casera que preparaba María. Pero el buen hacer en los fogones fue difundiéndose de boca en boca y aquello creció.

Hoy en O Pinar hay sitio, si hace falta, para 140. Y a veces hace falta porque, cuenta Manuel, tienen una clientela fiel, sobre todo de Muxía durante los fines de semana. Tampoco fallan muchos veraneantes.

En 1983, el año de la apertura, nació Paloma. Aquella coincidencia fue casi una señal del destino.

Paloma se crió entre ollas y sartenes, manteles y cacerolas. Como sus hermanos, claro. El resto no seguiría el camino de los padres, pero ella sí. Al acabar la secundaria decidió estudiar hostelería en Santiago.

Allí hizo las prácticas en el Hostal dos Reis Católicos, el mismo en el que ya había trabajado un tiempo durante sus período de formación académica. Después podía haber escogido, como muchos otros, empezar a moverse por las cocinas del mundo, pero ella tenía claro que quería volver a casa para ponerse tras los fogones dándole un aire nuevo al negocio. Compagina el trabajo en casa con los cursos de cocina y hostelería que imparte un poco por todas partes en la Costa da Morte. Los dio ya en Vimianzo, Muros, Camariñas, Cee...

Su madre cuenta con orgullo que entre sus especialidades más valoradas se encuentran el jabalí y las almejas. Paloma, por su parte, se atreve con todo pero es conocida por sus postres. La tarta de galleta la prepara y sirve de un modo especial, y también la mus de queso. Ya es conocida en el entorno, pero no le llaman por ese nombre, los clientes la han rebautizado como «o postre de Paloma».

En O Pinar tiene su lista de clientes ilustres, desde el actual presidente de la Xunta hasta el mítico entrenador del Dépor, Arsenio Iglesias, pasando por una larga lista en la que figuran conselleiros y ex conselleiros, arzobispos y algunos más, como el presentador de la TVG, Xosé Ramón Gayoso.

Por el restaurante de Muxía corretea Sabela, la hija de Sonia, que muestra ya habilidades con los cacharros y gusto por la cocina. Van dos generaciones, pero parece que la continuidad con al tercera está asegurada.

Los palos son Manuel Riveiro Martínez y María Pazos Montes. La astilla es Paloma Riveiro Pazos, pero también sus hermanas Sonia y Rocío, y su hermano Juan, que echan una mano cuando hace falta.

Los tres se dedican a la hostelería en el negocio montado por Manuel y María, O Pinar, en Os Muíños (Muxía). Allí recaló Paloma tras haber pasado un tiempo en prácticas en el Hostal dos Reis Católicos de Santigo.