La final de la Supercopa estuvo en Carballo a menor escala

ramón rivera CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

12 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El Baron Pierre de Coubertain, el creador de los Juegos Olímpicos modernos, decía que lo más importante no es ganar, es participar. Pero esas palabras se dejan en el vestuario. Los deportistas van a por la victoria. Sobre todo, los jugadores de equipos como el Barcelona, el Atlético de Madrid o el Oporto, los tres favoritos en el torneo de fútbol 7 Concello de Carballo, que termina hoy.

Uno de los partidos estelares de la jornada de ayer enfrentaba a catalanes y lusos por el primer puesto. Era un anticipo en miniatura de lo que vamos a ver en Montecarlo dentro de un par de meses, la final de Supercopa de Europa. Si en Mónaco se repite el resultado de ayer, los culés se llevarían ese trofeo. El marcador fue de 3-0.

El 1-0, de Pol Muniesa, llegó en los primeros minutos. Fue entonces cuando la pequeña afición llegada desde Cataluña se creció. El juego, los gestos, la pasión, las jugadas recuerdan a los mayores. A veces hay que pensar que solo se trata de niños, que son pequeños de verdad, no es un efecto óptico.

«Vinga, vinga, Barça», gritan los familiares en catalán. Los ánimos les hacían falta. El portero, Lluís Martorell, tuvo que hacer gala de sus artes unas cuantas veces. Los portugueses, a pesar de ir por debajo en el marcador, apretaban, se acercaban más a meta.

Tras el descando las cosas se igualaron. El Barça consiguió ampliar el marcador gracias al gol de Joan Castells, de falta, y apenas un minutos después, el 3-0 definitivo, una jugada individual de Sergi Duarte.

Justo al mismo tiempo, en el otro campo, el Escolas Luis Calvo empataba contra el Atlético de Madrid. Inmediatamente, ambos árbitros pitaban el final del partido. El Barcelona, clasificado para semifinales. Los carballeses aún mantenían unas esperanzas que pocos minutos después se desvanecerían. La cuarta plaza en semifinales la ocuparía el Deportivo. El partido contra el Celta fue el decisivo. Los coruñeses se impusieron en otro encuentro en el que se el Baron de Coubartain se asustaría si levantase la cabeza.