El caudal ecológico del Xallas da vida a la ensenada de O Ézaro

Santiago Garrido Rial
S. G. RIAL CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Hay más peces y el olor ha mejorado de manera notable

03 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Desde mediados de abril, la desembocadura del río Xallas, en O Ézaro, parece otra. Y, además, es otra. La diferencia es obvia: el flujo constante de los 2,23 metros cúbicos por segundo del caudal ecológico (el 10% que suelta la presa de Santa Uxía) permite admirar la desembocadura con las trazas que siempre tuvo hasta hace un cuarto de siglo. Pero, además, la corriente arrastra suciedades y aporta un ambiente limpio que valoran mejor que nadie los vecinos de la zona, sobre todo los que pasan muchas horas o que son usuarios diarios de las lanchas amarradas en los pantalanes.

Pepe Cambeiro, por ejemplo, señalaba ayer por la tarde, poco después de que se marchasen dos autobuses de visitantes de Pontedeume, que la apertura constante ha generado cambios evidentes, pese a que han pasado pocas semanas: «Cambiou moito. Hai máis peixe. E antes había días que aquilo cheiraba, e agora ule moito mellor, está todo como moito máis fresco», describía. Aprovecha para hacer una petición: pese a que el canal hacia más allá del puente ahora es algo más abierto, también debido a la apertura, sigue habiendo troncos en el fondo de hace muchos años, que cree necesario limpiar, pero no les dejan.

Ramón López también es usuario habitual de la zona. Coincide en que el lugar «cambiou moito» desde la apertura. «É o que se ve, e tamén o comentario da xente. Hai máis peixe, e chegan moito máis adentro que antes». No es difícil ver «grandes manchas» de peces, desde truchas, a reos o sargos. «Hai como outra vida, mellorou moito, ata parece que cambio o clima desa zona», señala este vecino, uno de los pocos que sigue usando una lancha de madera, material que no es precisamente el más abundante entre los amarres de los modernos pantalanes, que ocupan 60 embarcaciones. Peces, de todos modos, siempre hubo, «pero non ían tan arriba», añade. En la zona del pozo.

Más tiempo

Marcelino Cambeiro, por su parte, que conoce bien el río dede pequeño, y al que iba a pescar con su padre (boquerones, fanecas, xarretas...), prefiere ser más cauto y esperar a ver esos cambios con el tiempo. El nordés y las aguas calientes, por ejemplo, contribuyen a que haya más llegadas de peces. No obstante, López cree que las mejoras son sustanciales, y que cada día que pasa se hacen más notorias.

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