Usain Bolt sufre para firmar un regreso triunfal en Roma

Xosé Ramón Castro
x. r. castro REDACCIÓN / LA VOZ

CARBALLO

27 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Usain Bolt volvió con triunfo, pero sufriendo. En su reaparición en Roma ganó los 100 metros en el último instante, casi sobre la misma línea. Asafa Powell, su compatriota, salió mejor y le discutió el triunfo. Bolt ganó con una marca de 9,91, un registro sobresaliente, a las puertas de la mejor marca mundial del año (9.90), que sin embargo parece una cuestión menor frente a los 9,58 que le acreditan como el plusmarquista mundial del hectómetro.

El relámpago no transmitió nervios en la previa de su debut en el Estadio Olímpico de Roma. Jugueteó con la cámara y hasta se atrevió con una nueva versión de su baile. En los tacos, demostró que nueve meses de inactividad para una prueba tan explosiva son palabras mayores. Si su salida siempre ha sido un factor a mejorar, en Roma Asafa Powell estuvo mucho más rápido (133 milésimas frente a 174 del plusmarquista mundial).

Salida y cambio de ritmo

Su compañero de relevo, más rodado, no solo salió mejor, sino que mandó en la prueba con autoridad durante 60 metros. Más allá del ecuador parecía muy difícil que Usain se alzase con el triunfo en su regreso, pero el campeón mundial y olímpico tenía un cambio guardado y terminó imponiéndose sin necesidad de estirar el tronco, algo que hizo Powell para firmar dos décimas más. Al final hasta le sobraron una decena de metros.

Por detrás de los dos jamaicanos entró el blanco volador. Christophe Lemaitre se acercó por primera vez en la temporada a la barrera de los diez segundos. El francés firmó unos 10.10 que le confirman entre los importantes de la velocidad mundial.

El triunfo supone todo un respiro para Bolt, y confirma que el relámpago ha vuelto, pero todavía le queda un amplio trecho para recuperar su esplendor. Claro que todavía faltan dos meses para el Mundial de Daegu y camino de Corea al jamaicano le esperan todavía dos exámenes más en la recta y un par de 200 para entrar en calor.

Además, en Roma quedó claro que el extraterrestre es un auténtico ídolo de masas. El estadio se puso a sus pies.