Una hermosa trucha capturada en el río Grande

CARBALLO

11 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

1 No hay más que ver la foto para darse cuenta de que el protagonista humano de la misma, Avelino Niño Barreiro, ha atrapado una trucha de enormes dimensiones. Para ser exactos, 59 centímetros y 2,36 kilos. El pescador, socio del club Río e Mar de Baio, la capturó el domingo en Torelo, en el río Grande y podría dar mil y una vueltas para contarles cómo fue su hazaña. Sin embargo, es mejor, por su calidad, que les reproduzca las palabras del compañero de Avelino en tal gesta. José Antonio Grela, que se define como filólogo, teólogo y piscatólogo, debería añadir, además, el de fantástico narrador. Él lo contó así:

«Dicen que las historias de pescadores y cazadores guardan muchas concomitancias con las fábulas. Pero de esta, estimado lector, da buena cuenta un servidor, y no será menester un Cide Hamete Benengeli para dotarla de mayor verosimilitud.

Después de terminada la misa y la romería de Santa Irene, en Salto, escuché los gritos de mi compañero de rapala: ¡Ehhh... Ehhh... Ehhh...! Parecían una traducción «a la gallega» del código de emergencia internacional: ¡Mayday, Mayday!

Mal como pude, di alcance al sonido, justo cuando este comenzó a cambiar su emisión por el de ¡Dios! ¡Dios! Al instante le vi saltar al río, entre las zarzas y demás flora espinosa, sin saber si daba o no pie, como si se lanzase desde un helicóptero. La lluvia no daba tregua, de vez en cuando otro cohete nos reventaba el diafragma. Al rato sube el hombre, tembloroso, con problemas de dicción, hiperventilando... Con su retoño en el regazo se deja caer tendido supino, las piernas abiertas, se oye el corazón.

Con la llegada del reposo nos unimos en un abrazo. ¡Ay del pescador sin testigo, sin piscatus [en latín: pez recién sacado del agua], y sin abrazo!, será víctima del complejo de Casandra, el síndrome o pecado que padece, quien no es creído».

No explica José Antonio el destino de la trucha, pero, seguro, que dieron buena cuenta de ella.

Curso de patchwork

2 Las vecinas de A Laracha son unas artistas. Al menos las participantes en el curso de patchwork (que consiste en hacer colchas y otras manualidades con retales de telas) que organizó el Concello. La edila de Cultura, Patricia Bello Canedo, tiene que estar muy orgullosa de las alumnas, cuyas creaciones podrán verse a partir del viernes en la exposición que se abrirá en el bajo de la biblioteca municipal. La muestra se trasladará el día 20 a Paiosaco y el 22 a Caión. Con sus colchas habrá también trabajos de los participantes en los cursos restauración y tapicería, manualidades, pintura al óleo, encaje de bolillos y bisutería. Verán como es verdad eso de que las larachesas (las mujeres son siempre mayoría en los cursos) son unas artistazas.

Mensaje en una botella

3 Hace unos días, paseando por la playa de Razo, el pequeño cormelán Yago Vidal Martínez, que estaba acompañado por su abuelo, Antón Vidal Saleta, encontró en la arena un auténtico «tesoro». Era una botella de plástico con etiqueta extranjera en cuyo interior encontraron una carta. De momento no saben lo que pone en ella, porque está escrita con símbolos, que bien podrían ser chinos o japoneses. O coreanos, quién sabe. Lo único claro en la misiva es que fue escrita el pasado 18 de abril, así que todo apunta (la botella está en muy buen estado), que debió de ser arrojada por el ocupante de algún barco cuando pasaba muy cerca de la Costa da Morte. De momento es un misterio, pero a Yago le hizo mucha ilusión.