«Nunca pasé falta de cariño»

Juan Ventura Lado Alvela
Juan ventura lado CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

El creador recuerda la «fascinante libertad» de su más tierna infancia

08 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Ante todo se define como «un jubilado del Banco Exterior de España», pero Antonio Balboa Toba (Muxía 1944) es un prolífico escritor y pintor que, desde su retiro dorado en A Coruña, nunca se separa ni física, ni mentalmente de sus orígenes.

De su pueblo natal, Balboa mantiene recuerdos de la más tierna infancia como «la multitud de mujeres que se podían ver mientras vendían el pescado» desde la ventana de su casa en la plaza de la Constitución o cuando con 3-4 años escapó corriendo «de la escuela del pósito de pescadores» y tuvo que intervenir su madre para que regresara.

Luego vendría el bachillerato en la academia Galicia de A Coruña, donde el profesor González Garcés le metió de lleno en el mundo de la escritura, pero antes pasó por las «bondadosas» manos de Doña Aureliana. «Era una señora que había vuelto de Argentiña y nos enseñaba más como tipo colegio. Aprendimos que si en España era tal hora, en Urugay era tal otra y algo de historia como quien fue Colón o los descubridores del Pacífico». Su impresión sobre la maestra no puede ser más entrañable: «Llevaba siempre un moño de pelo blanco y olía a alcanfor. De chavales ya un poco mayorcitos, cuando regresábamos, siempre le traíamos unos bombones o algo y la íbamos a ver. Nos preguntaba que tal en los estudios y siempre nos decía: ?así me gusta?».

Aparte de su madre, que «sacaba la zapatilla y ponía respeto», frente al padre al que le bastaba una simple mirada y la frase «hay que ser un caballero» para hacerse entender, aún habría otra mujer que iba a marcar la infancia del escritor: «Me acuerdo mucho de la señora Engracia, que era de la familia de los Perdiles y tenían el cine Mugía. Allí nos ponían películas mexicanas y de vaqueros. Como había censura, las de Sarita Montiel no nos dejaban verlas. La entrada costaba dos pesetas y antes de la proyección ponían un altavoz por la ventana, con un disco de boleros para que los niños y los chicos bailásemos en la calle. A mí me gustaba mucho, era una vida maravillosa porque en casa nunca pasé falta ni de cariño ni de nada».

La imagen que guarda de aquel cine es todo un relato costumbrista: «Electra del Jallas todavía era una empresa muy incipiente y había apagones a menudo. Nosotros pateábamos en el suelo y venía la señora Engracia con unos caramelitos a decirnos: ?Estade caladiños?. Lo que se llevaba por aquella época era beber los boliches, una especie de gaseosas que creo que valían 50 céntimos. En el piso de arriba tenían una especie de ambigú, donde la gente mayor tomaba un Priorato y comía unos cacahuetes. Era fascinante, la libertad bien entendida de la que se disfrutaba en los pueblos marineros de aquella época».

A los once años, Balboa Toba se instaló en A Coruña, en la casa de su tío Pepe , y de súa tía Marina. «No tenían hijos, pero después mi tía se quedó embarazada y no es que me echaran ni mucho menos, pero yo le dije a mi padre que mejor me iba a una pensión para que estuviesen más a gusto». Ese alojamiento, al principio de la calle San Andrés, cerca de la plaza de Pontevedra, también fue escenario de numerosas aventuras para el artista en su primera juventud. «La señora Lola era muy buena pero tenía muy poca higiene. Venía de fregar los baños y nos hacía las albóndigas con las manos sin lavar, aunque a esa edad daba igual porque nos comíamos hasta las piedras. Bromeabas con ella, porque a veces había orugas en la sopa y le decíamos ?hoy tenemos carne en el caldo?».

Lucha libre

De aquella época son también los primeros signos de rebeldía del pintor que, como el resto de compañeros, muchos de ellos de Muxía, recurría a cualquier estrategia para salir a divertirse. «La señora Lola no nos dejaba salir los sábados bajo ningún concepto porque decía que teníamos que estudiar. Entonces, le hicimos un duplicado de la llave y, en cuanto se quedaba dormida, nos íbamos a la plaza de toros porque hacían combates de lucha libre y volvíamos sobre a las dos o las tres de la madrugada. Jamás nos descubrió», confiesa Balboa, con cierto orgullo de niño travieso.

Nome

Antonio Balboa Toba

Edad

66 años (67, el próximo miércoles 16)

Profesión

Escritor, pintor y relaciones públicas jubilado del Banco Exterior de España

Lugar de Residencia

A Coruña

Lugar de Origen

Muxía