A Compañía nació en noviembre de 1973 y funcionó hasta el arranque de los 80. Se basaba en tres puntos. El reparto al azar de las zonas de pesca, que cada barco calara el mismo número aparejos y que se repartiera la ganancia tras la subasta.
O Cantil funcionó hasta los 80. Allut cuenta el declive en cifras. En 1984 la pesca desembarcada en Muxía ascendió a 647.809 kilos, cinco años después se quedó en 326.340 kilos, casi la mitad.
Los problemas ya habían empezado antes y se relacionaban con el reparto de los beneficios en un contexto de subida del precio de gasóleo. Algunas embarcaciones, más potentes, consumían más. Al principio, con la abundancia, no hubo problemas. Después sí. Algunos armadores intentaron hacer un nuevo reparto del gasto incluyendo en los comunes parte del precio del gasóleo. Hubo en Muxía un enfrentamiento salvaje -llegó a haber cuchilladas- entre armadores y marineros, a veces dentro de la misma familia.
Ahí se acabó, entre 1980 y 1981, A Compañía. Para entonces O Cantil había dejado de ser lo que era y aunque aun se pescaba mucho, ya no llegaban los barcos llenos de merluza y besugo, sino de otras especies menos lucrativas. Muchos barcos pusieron proa a A Coruña para establecer allí su base y pescar en un nuevo Eldorado, el caladero de Praia Nova. Algunos armadores siguieron faenando por el sistema de a compañía -repartiendo gastos y beneficios- pero cada vez menos.
Sar recuerda que fueron muy buenos tiempos, entonces en Muxía ir «á parte» significaba dar el 50% de la ganancia a los marineros, algo que ya no se hacía en otros lugares. «Un mariñeiro de Muxía podía gañar 300.000 pesetas nun mes cando un de Ribeira levaba 100.000 pesetas», recuerda. Aquello acabó y en Muxía quedan aun heridas abiertas por la larga huelga que se inició en 1980.