Jorge Mira, «un fisterrán máis»

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO/LA VOZ.

CARBALLO

Varias entidades, vecinos y el Concello agradecieron al físico baiés su compromiso en la divulgación del municipio

30 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

En el mes de abril del año 2001, el físico de Baio Jorge Mira Pérez daba el primer pregón de su vida en Fisterra. Fue en la Semana Santa, invitado por el entonces alcalde, Valentín Castrege. Después vendrían muchos más: Cee, Festa da Pataca, Rapa das Bestas, Pontecesures, el Apóstol de Santiago. Pero allí empezó todo, cuando aún estaba muy lejos de la fama científica y mediática que ha logrado casi una década después.

También Fisterra ha sido el primer lugar que rinde un homenaje a Jorge Mira. Es cierto que ha sido distinguido con numerosos premios, o que ha sido el invitado de excepción en determinados acontecimientos, pero no un homenaje directo.

Y ese momento llegó el viernes por la noche. Fue en el restaurante O Centolo. Jorge estaba sentado casi en el mismo lugar que en su día lo hizo Stephen Hawking, y hace unos días, David Attenborough, ambos grandes personalidades de la divulgación mundial.

A su lado, José Velay, de la peña barcelonista; Ernesto Rivera, presidente de Asoar-Armega; el alcalde, José Manuel Traba; José Fernando Carrillo, responsable de la Asociación de Veciños Costa da Morte, y el delegado de la Real Liga Naval Española en Galicia, José Manuel Pato. Entre el público, el presidente de la entidad Galo-Papo y varios ediles. Lo que iba a ser una cena discreta y tranquila entre amigos (la idea partió de la agrupación Meixoada) para agradecer su trabajo por Fisterra, congregó finalmente a un buen número de asociaciones y a unas 70 personas, que además de escuchar los discursos, algunos emotivos, vieron las imágenes de todos los grandes científicos que han pasado por la localidad, gracias a un trabajo preparado por Raquel Andrade.

Fue el alcalde quien definió a Mira como «un fisterrán máis», guante que Jorge recogió encantado. Traba recordó la primera visita de un Nobel, Leo Esaki, y todas las que llegaron después. Destacó el eco internacional de estas visitas y también otros gestos en favor de Fisterra. Carrillo se atrevió a pedir que sea declarado hijo adoptivo. Jorge se mostró encantado, incluso abrumado, ante tantas muestras de afecto, que continuaron más tarde por toda la sala. Además del cariño, se llevó un barco, una reproducción del faro, un cuadro de nudos marineros y un millón de besos y fotos.