El temor a no encontrar alojamiento condiciona a los caminantes
18 ago 2010 . Actualizado a las 11:08 h.Más allá de lo que cabía esperar, el Año Santo no ha supuesto un aumento sustancial del número de peregrinos en los albergues ubicados a lo largo del Camiño de Fisterra y Muxía.
Desde diversos alojamientos públicos de la Costa da Morte explican que este año está siendo bastante pobre en cifras y que, si bien en verano el número de personas está aumentando, no supera la cantidad de visitantes del año pasado. José Carreira, que regenta O Refuxio, un bar y punto de información situado entre Mazaricos y Dumbría, afirma que en agosto «chegou algún peregrino máis e está chegando máis xente, pero sen achegarse ao ano pasado. Non hai nin a metade de xente». Algo similar apunta también Puri Carreira, del albergue de Olveiroa, en el que tampoco durante el verano registran una actividad más alta; «En xullo, de feito, tivemos moita menos xente que o ano pasado», dice.
Ninguno de los dos gerentes sabe concretar cuál es el motivo exacto de esta baja afluencia, pero ambos coinciden en señalar que el miedo a las masificaciones puede ser uno de los factores determinantes. Puri comentó ayer en Radio Voz Bergantiños que «moitos xa preferiron facelo o ano anterior, porque teñen medo a que haxa moita xente e non queden sitios libres nos albergues». Por su parte, José Carreira apunta que, además de la masificación, muchos caminantes «prefieren quedarse cerca de Santiago» debido a las actividades que ofrece la capital gallega en este Ano Xacobeo.
Otro estilo
Además de no notar un aumento en la afluencia de visitantes en los albergues de la Costa da Morte, sus responsables también perciben que ha cambiado la forma de peregrinación.
En el de Olveiroa explican que los usuarios llegan este año en grupos más pequeños y con menos jóvenes. Desde O Refuxio de Ponte Olveira señalan, en la misma línea, que en el 2009 los caminantes llegaban en grupos mucho más numerosos y a un rtimo más pausado.
José Carreira relata que los visitantes de origen español llegan principalmente en los meses de julio y agosto, pero que no suelen realizar el Camino a Fisterra y Muxía durante el resto del año. Al contrario que el peregrino de origen extranjero, que, según él, entra en la comarca regularmente durante los doce meses.
El albergue de Corcubión es el único de A Costa da Morte regentado por la Asociación Galega de Amigos do Camiño (AGAC) y que solo cobra a los usuarios la voluntad que deseen entregar cuando abandonan la casa a la mañana siguiente.
Desde la AGAC, y también como gerente del hospedaje, José Antonio De la Riera se muestra preocupado porque este año los caminantes llegan cada vez más estresados. Dice De la Riera que a su alojamiento llegan caminantes «que buscan algo máis, e nós tratamos de darlle esa espiritualidade propia do Camiño. Pero este ano chegan con moito estrés pola masificación». Una masificación que también han temido los gobiernos locales de Fisterra y Muxía.
Fisterra es el lugar donde la mayoría de peregrinos van a terminar su camino, y este verano han previsto la posibilidad de que llegasen alrededor de un millar al día. Con esa perspectiva han equipado el polideportivo con colchonetas para que, cuando la oferta de hospedaje público de la villa se vea superada, las personas puedan pasar la noche cobijadas en las instalaciones deportivas.
Medidas similares se han tomado en Muxía y en otros municipios de toda Galicia, y precisamente este temor a no encontrar alojamiento a su llegada a los pueblos es el que agobia las mentes de los caminantes. «Vemos aos peregrinos correndo para asegurarse unha cama no albergue», asegura De la Riera.
Las cifras oficiales señalan que se ha producido un incremento en el número de visitantes con respecto al año pasado, pero en algunos albergues de la Ruta tienen la impresión de que no es así. Desde Olveiroa, Puri Carreira quiere tranquilizar a quienes temen no encontrar un sitio para dormir, ya que solo en ocasiones muy puntuales, cuenta, fue necesario acomodar a los peregrinos en hoteles de Cee o Fisterra.
Los voluntarios que trabajan en el albergue de Corcubión esperan que los caminantes vuelvan a recrearse en el camino y no se obsesionen con llegar al próximo hospedaje.
Desde los Amigos do Camiño, José Antonio De la Riera, recuerda que «en Compostela houbo moitos problemas para recoñecer que o Camiño chegaba ata Fisterra», y que los peregrinos deben recorrerlo sin más preocupación que el caminar.