Cocina con buena estrella

CARBALLO

El local de la familia Agrasar del Río, abierto desde 1990, se ha convertido en el primero de la Costa da Morte en lucir el famoso distintivo de la guía Michelin

07 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

En 1990, cuando Fernando Agrasar y Conchita del Río construyeron el restaurante As Garzas, en Barizo (Malpica) no había ni carretera. Solo un «carreiro» de piedras por el que casi era imposible transitar. Ni siquiera había luz eléctrica. Tampoco agua corriente, así que jamás imaginaron que se convertiría en el primer establecimiento de la Costa da Morte en lucir una estrella Michelin. Todavía jóvenes, pero con una extensa experiencia en hostelería?-empezaron en Santiago, en 1965, con el Tamoa y después se encargaron de locales míticos como el Liberty, Tío Gallo o Chitón- que incluso les llevó a Canarias, donde durante cinco años regentaron el Yurfa, un famoso pub de Las Palmas, decidieron tomarse un respiro. Eligieron Bergantiños para retirarse y su objetivo era, simplemente, «construir una casa y un bar o un mesón en un terreno que habíamos comprado frente al mar hacía muchos años». Sin embargo, y por fortuna, los planes no siempre salen como uno quiere.

«La ley de Costas no nos dejaba hacer nada en la finca, así que compramos otro terreno y acabamos construyendo un restaurante y un hotelito», explica Agrasar Cuesta.

Le llamaron As Garzas porque ese era el nombre de las piedras percebeiras que hay frente al local. Esa es solo una de las magníficas vistas que ofrece el establecimiento, cuyo mérito no es, sin embargo, el paisaje.

«Todo el producto que ofrecíamos era de la zona, buenísimo, así que el restaurante empezó a coger fama y, al final, el hotel pasó desapercibido», recuerda Conchita. Pero el verdadero cambio de As Garzas, dice, se produjo en el año 2000, cuando su hijo Fernando se hizo con los mandos del restaurante. «Cogió la cocina tradicional y la reformó», dice Conchita, quien asegura orgullosa que «la estrella es mérito de Fernando». De él y de su mujer, María José Sánchez Abad, que no solo se encarga de dirigir el comedor, sino que también es la responsable de las compras, que realiza en las lonjas de la Costa da Morte y también en A Coruña.

Siempre, y como desde el principio, el mejor producto. Grandes pescados y mariscos, pero también el toque mágico del más joven de los Fernando, quien insiste en que aprendió a cocinar con su madre. «Antes trabajó en el comedor, pero la cocina le gustó desde pequeño. Entró en la cocina cuando yo tuve un accidente y el primer día me senté en una silla para darle indicaciones, pero me echó», recuerda Conchita, quien durante cuatro años compartió los fogones con su hijo, que a los 27 tomó el relevó de forma definitiva. «Ahora solo venimos a echarle una mano», dice Conchita, quien, no obstante, sigue echando de menos los pucheros, así que no descarta iniciar una nueva aventura hostelera. La última terminó hace cuatro años, cuando vendieron el restaurante Garfio que habían abierto en Denia (Alicante). «Hacía mucho calor y estaba muy lejos», dicen.

Fernando hijo tampoco desecha la idea de abrir un nuevo negocio, pero, de momento, As Garzas absorben todo su tiempo. «Desde que le dieron la estrella todo el mundo quiere que cocine él», explica su madre. Y él sigue haciéndolo igual de bien.