Miles de visitas en San Carlos

CARBALLO

Pese a que junio fue más bajo, el Museo da Pesca de Fisterra ha recibido a casi 6.150 personas desde el 1 de julio

02 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Al pie del cañón estuvieron durante todo este verano Francisco Manuel López Martínez -Manolo para sus amigos o Alexandre Nerium para los lectores de sus poemarios- y su compañera Maricarmen. El castillo de San Carlos, en Fisterra, ahora convertido en Museo da Pesca, ha vivido durante estos meses de estío un intenso trajinar. Ellos dos se encargan de guiar a los que allí llegan.

Cada visita dura entre 45 minutos y una hora. Hacen unas ocho al día, cuenta Manolo con voz afónica -el motivo está claro, pues-. «En xuño tivemos algo máis de 100 persoas menos que nese mesmo mes do ano pasado, pero xullo e agosto foi moito mellor». Concretamente -y llama la atención lo bien que se lleva el recuento-, 2.271 personas en el primer caso y 3.875 en el segundo. «Os datos son moi bos, cada vez vaise a mellor, ao cal tamén axuda publicitar cada vez máis o museo e tamén o boca a boca da xente». Este año tuvieron más excursiones que en el pasado, aunque, si se quiere la cifra total, el dato es, también de lo más positivo. Manolo lleva bien el recuento: desde la inauguración del Mueso, el 4 de noviembre de 2006, ha recibido a 32.475 personas.

«Gústalle todo canto se lle explica, porque é algo que descoñecen», explica Nerium. Recorren la historia de la Costa da Morte, en gran naufragio que hubo en Fisterra en 1596 y en el que murieron 1.706 hombres; el del Serpent, con 173; el del Captain, en 1870, con 471 fallecidos o el del Casón, en el 1987. A la par que estos datos, se instruye a los visitantes en las cartas náuticas, en artes como el escandallo o el xeito, el arte de pesca más antigua para pescar sardina. Se sigue por las nasas, por las exportanciones de langosta y lubrigante a Francia y, como non, por el trabajo de la mujer del mar. Y del marinero. Una vida a base de levantarse muy temprano para las labores de casa y para cargar con las cestas de peixe que, en troco, intercambiaban por todo tipo de produtos.

Nerium y su compañera controlan todo esto igual de bien que la procedencia de sus visitantes: en mayo y junio, más del 30% fueron extranjeros, de los cuales la mitad eran alemanes, seguidos por italianos, portugueses, franceses o ingleses. El guía señala todo esto como muy positivo, «porque esta xente leva para os seus país unha mensaxe, leva a cada eles a nosa vida do mar e con elo contribúese á dignificación do traballo do mariñeiro e de todo canto o rodea». Para los que quieran contribuir a ello, el horario a partir de ayer ya es el de invierno: por la mañana, de 10.30 a 13.30 y, por la tarde, de 15.30 a 18.30. Ameno y muy constructivo.