Malpica vivió con humor su procesión marítima más atípica

CARBALLO

Dos docenas de lanchas hinchables de goma siguieron a la Virgen del Carmen

25 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Los vecinos de Malpica vivieron ayer el día grande de sus Festas do Mar con la tradicional procesión marítima del Carmen, que este año tuvo algo menos de tradicional, debido al endurecimiento en las medidas de seguridad impuestas por el Gobierno y que ha provocado, en toda la costa de Galicia, que muchos armadores optasen por prohibir la subida a sus barcos de personas ajenas a la tripulación. La Virgen salió al mar, sí, pero no lo hizo en un pesquero, sino en un catamarán, el Rías Altas Dos , especialmente traído desde A Coruña para evitar que la procesión tuviese que conformarse con el recorrido terrestre.

Miles de personas aguardaron a la santa en el puerto, que llegó acompañada por una larga procesión y la Banda de Música de As Pontes, que tuvo que sufrir la competencia del country-pop que sonaba a todo volumen en las atracciones de las fiestas.

A parte de los problemas de contaminación acústica, la procesión fue un auténtico éxito, como lo fue la verbena del sábado, que reunió a miles de vecinos y visitantes.

Lo importante de ayer es que al Carmen no le faltó comitiva marítima en Malpica, gracias, sobre todo, al buen humor que demostraron, una vez más, los más jóvenes de la localidad, que no dudaron en seguirla a bordo de algo más de dos docenas de lanchas de goma hinchables. Incluso pudo verse algún que otro flotador. Eso sí, por seguridad, la Guardia Civil no les permitió hacer todo el recorrido y tuvieron que contentarse con quedarse dentro de la dársena.

«Non nos deixan ir nos barcos grandes, así que temos que ir nas lanchas pequenas», explicaba lleno de razón uno de los participantes.

Los que también siguieron a la Virgen fueron algunos pesqueros y pequeñas lanchas particulares, mucho menos cargadas que en años anteriores. Los más afortunados, entre ellos el alcalde, José Ramón Varela Rey; la corporación municipal; y el subdelegado del gobierno, José Manuel Pose Mesura, entre otros, pudieron acompañar a la patrona del mar a bordo del Rías Altas Dos . El resto de los fieles y vecinos se quedaron en tierra. Fue el caso de un grupo de once niños saharauis a quienes, según sus madres de acogida, el alcalde había prometido llevar a bordo. Algunos se quedaron llorando en el puerto.