El Concello de Muxía se sumó ayer a la larga lista de municipios de la zona que dedican uno de los días del año a honrar, sobre todo con la comida, a las personas mayores. Ya lo han hecho en Vimianzo, en A Laracha o Fisterra, y todavía quedan Zas, Cabana, Cee y algunos otros.
En Muxía, este año, lo han hecho un poco distinto, con elementos nuevos que diferencian esta celebración, ya no de otras en el mismo municipio, sino del resto de la comarca. Diferencias en todos los sentidos. De hecho, en Muxía no entregan regalos a los de mayor edad que asisten a la celebración, como es habitual ver en el resto de las localidades. A cambio, introduce elementos de diversión y entretenimiento que aderezan, antes y después de la comida, la celebración.
Obradoiro
Una de las novedades fue la introducción, para recuperar su memoria vital y tal vez para hacer apetito, de un obradoiro de juegos tradicionales. Los que quisieron, ya desde las 11.00, pudieron practicar petanca, chave, trompo, birlo, comba, rana, zancos, entre otros. Y muchos lo hicieron, demostrando buena agilidad, pese a los 65 (y más) años requeridos para asistir, además de los pensionistas.
La misa se celebró en el santuario de la Barca, adonde llegaron todos los que quisieron en los buses habilitados, lo mismo que a la comida, en el polideportivo, que dio cobijo a los 550 participantes. Tras los breves discursos de la concejala de Servizos Sociais, Ángeles Sánchez Mancebo; la delegada de Vicepresidencia, Tereixa Novo, y el alcalde, Félix Porto, la comida: empanadas, churrasco, langostinos, paella, tarta de Santiago, vinos blanco Ribeiro y Mencía, café y chupitos. Después (la otra novedad, financiada en buena medida por la Consellería de Cultura) llegó el humor, al menos al escenario, con Pepe Penabade, conocido actor de teatro y televisión (el de Pepe o inglés, entre otros), que representó el papel del afilador; el humorista Farruco y el baile con el artista local Suso.