«Non sei se a xente le menos ca antes ou máis, pero dende logo agora véndense máis libros»

CARBALLO

Más que como librero, se define como «amigo dos libros», que esta semana están de fiesta. Acaba de abrir Brañas Verdes

26 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Ramón Tasende Pombo, «Moncho de Brañas», como muchos le conocen, lleva 27 años con su librería en la calle Gran Vía. Empezó en el 81. Cuando Tejero intentó dar el golpe, él y un compañero andaban desembalando volúmenes. Era aquel otro Carballo. Incluso otra calle. Ahora es prácticamente el centro, pero entonces había mucho verde alrededor. Mucho solar vacío, pocos edificios, el colegio y el instituto cerca. Apostó por el lugar y le salió bien.

Empezaba así a nadar la historia de la librería Brañas de Carballo, una de las más conocidas de la Costa da Morte. Esta semana, que se ha celebrado el Día del Libro y son muchos los concellos que aprovechan todo el mes para realizar actos, Moncho y su mujer acaban de abrir un nuevo comercio casi en frente. Enorme, recuerda las proporciones de alguno de las grandes ciudades. Lo ha bautizado como Brañas Verdes. El nombre es además un concepto: aprovecha el Brañas alfrediano local, el verdor de la juventud e incluso el topónimo hermoso de lugares como Brañas Verdes, en Camariñas. Una nueva etapa.

Moncho es librero. «Amigo dos libros», prefiere. Ya son años con ellos y al final uno se encariña, aunque lo suyo viene de antes. «Sempre me gustaron moito os libros. Teño lido moito, agora menos». Parecía casi predestinado a ello. Pero, ¿cómo llega a Carballo un chico de Rial de Val do Dubra en aquellos años y monta un negocio así, siempre arriesgado?

En realidad, Moncho pudo haber sido monje. Franciscano. Estudiaba de pequeño en un convento de Herbón, como otros lo hacían en el seminario compostelano, y la vocación andaba revoloteando. Es lo que ocurre a ciertas edades. Pero llegó el momento de pasar a COU, cuando este se implantaba, y en vez de mirar a los hábitos miró hacia el Alfredo Brañas de Carballo, al otro lado de la montaña de su aldea natal. Ahí empezó su conexión con Carballo.

Hasta lo de la tienda, aún pasarían muchas cosas: inicios en Magisterio, que dejó; luego Informática. La mili en Cerro Ovejo, cerca de Pozoblanco; luego en Tarifa, en la Isla de las Palomas, para acabar en la escala de Complemento, como sargento, en Sevilla.

Después, sí, ya llegaría lo del establecimiento. Los comienzos, difíciles, pero con los años, las hojas fueron yendo a su cauce. Haciendo amigos, clientes, amigos-clientes. Tiene alguno que le dura de esa época. Digamos que han crecido comprando volúmenes clásicos o las novedades. Gente como Pepe Carballude, profesor de Clásicas y escritor, se hizo amigo así, desde el trato comercial. Y de tantos otros.

Casi tres décadas en el oficio dan para muchas reflexiones y opciones. Por ejemplo, la de la apuesta de la calidad. Moncho siempre ha querido que en los anaqueles figuren títulos importantes. Aunque venda uno. Aunque tarde mucho. Cada libro que entra, lo toca, lo examina. No sabe con exactitud cuántos han pasado por su librería, pero echando cuentas y haciendo cálculos, no es descabellado pensar que andan cerca del millón.

Ventas y títulos

Hay autores que se venden más que otros. En Carballo, en Madrid, y en Alcorcón. En todas partes. Hay un libro que se ha despachado como churros desde la Brañas: La insoportable levedad del ser , de Kundera. Un clásico insuperable. En general, el nivel es bastante alto. Moncho cree que en buena parte se debe a la labor de grandes profesores de los centros de la localidad, que fueron inoculando dosis de buenas lecturas.

Tampoco puede citar con milimétrica concreción cuáles son los autores más vendidos en estos años. Pero, entre los que están en el grupo de cabeza, no hay error en afirmar que Rivas, García Márquez, Kundera, Borrazás, Pérez-Reverte e incluso Eduardo Mendoza se incluyen en ese listado del top de más vendidos, en el que, como se ha dicho, hay muchos más.

Tanto hablar de ventas, será entonces que se vende. Con regularidad aparecen estudios o comentaristas que aseguran lo contrario. ¿Cómo es eso? «Eu non sei se a xente le menos ca antes ou le máis, non entro nas casas para sabelo, pero dende logo, agora véndense máis libros ca antes, iso é segurísimo. Non foi un aumento esaxerado, pero si foi un aumento».

Libros en castellano y en gallego. Al respecto de estos últimos, Moncho es consciente de que siempre ha habido alguna gente que ha tildado su librería como «nacionalista», consideración que él desmiente y sobre la que además no se ha pronunciado nunca. Vende de todo, y para todos. Y lee. Menos, por falta de tiempo, pero lee. Si tiene que elegir entre los que más le han marcado, cita a García Lorca, por un lado; Sempre en Galiza (lo leyó en el cuartel) por otro, y Álvaro Cunqueiro.

Siempre ha querido ir más allá de la pura presencia mercantil: ha organizado presentaciones, va a ferias, fue secretario de la federación gallega de libreros, y desde hace cinco años entrega un pan el 23 de abril y el 17 de mayo por cada compra que le hagan, da igual el precio.

Tras hablar de lectores (por cierto: el alcalde, Evencio Ferrero, lo es y mucho), toca escritores. Moncho cree que en la Costa da Morte es buen vivero. «Pode que esta comarca, tras a de Padrón, sexa, nos últimos 25 anos, a segunda en importancia de produción literaria de Galicia».