-Tenemos lo mejor del ambiente urbano y todo lo que puede ofrecer un centro privado, pero nosotros no hacemos como en A Coruña. No buscamos la excelencia académica sino de la persona. Se trata de formar al profesional en el medio y para eso ponemos todos nuestros esfuerzos. Es muy importante contar mucho con los padres. Son ellos los primeros educadores y han de asumir esa responsabilidad. Los maestros debemos colaborar con ellos porque no hay que olvidar que los chicos están en una etapa difícil y la orientación es fundamental. Un centro de formación no puede limitarse a la expedición de títulos sino que deben pedírseles cuentas de cómo influye en el desarrollo económico y social de la zona.
-Muchos de sus ex alumnos son pioneros en materia de agricultura
-Nosotros nos definimos como un centro rural. Procedemos de las Maisons Familiares de Francia y de allí viene la idea de que hay que formar a los profesionales en su propio medio porque así se contribuye al desarrollo económico y social. Los antiguos alumnos no se desvinculan del centro y los profesionales de la zona participan en programas de formación continua. Así podemos tener un alumno cuya madre esté en la asociación Adama y que su padre forma parte de los Geda o que haga analíticas de sus terrenos en el laboratorio agrario. Se trata de tocar todas las teclas en nuestro segmento de actividad. Si nosotros hiciéramos lo mismo que el colegio Xosé Pichel de Coristanco no tendríamos ningún sentido.