Pedra da Serpe, un misterio que permanece oculto en la roca

Laura Matabuena

CARBALLO

23 sep 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

En un cruce de caminos, del cual parten las carreteras que conducen a la aldea de Gondomil y a la playa de A Ermida, encontramos una curiosa piedra que constituye uno de los puntos más importantes y singulares del patrimonio de Corme en Ponteceso.

Conocida como Pedra da Serpe, en ella se distingue una figura tallada en la superficie rocosa que representa una serpiente. Esta ha permanecido imborrable en su pétrea morada durante siglos y, ni las inclemencias del tiempo ni la mano del hombre, han osado borrar su dibujo.

Aunque la autoría del grabado sigue siendo un misterio, y hay muchas y variadas teorías al respecto, la más extendida la atribuye a un culto pagano, anterior al cristianismo, posiblemente de origen celta.

De hecho, el historiador romano del siglo IV Rufo Festo Avieno, hablaba en sus escritos de la historia de los oestrimnios, antiguos habitantes de esta parte de la península. Dicho pueblo hubo de abandonar muchas de sus aldeas por una invasión de serpientes, en clara alusión a la llegada de los Celtas a la zona, tribu que utilizaba este reptil como símbolo recurrente.

La cristianización de estos parajes se atribuye a San Hadrián, que entonces predicaba en la región. Cuenta la leyenda que el santo golpeó fuertemente la tierra con su pie, haciendo nacer el pánico entre la plaga de serpientes que asolaban la tierra. Todas escaparon desesperadas y, una de ellas, en medio del terror y la confusión, fue a cobijarse bajo la protección de una roca en la que quedó petrificada para la eternidad.

Tiempo después se colocó encima una cruz, como símbolo de la llegada de Cristo a la región, de la mano del santo que consiguió erradicar los cultos ateos.

A finales del año pasado la Xunta dio el visto bueno a un proyecto que pretende la recuperación y protección del monumento y la puesta en valor de todo el entorno, en el que se construirá una zona de ocio en la que los visitantes puedan disfrutar del paisaje al tiempo que observan y se empapan de la leyenda de la Pedra da Serpe.