A Laracha recupera sus iglesias

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Reportaje | Patrimonio religioso La Xunta y Agader colaboran en la puesta a punto del monasterio de Soandres, mientras que el Ayuntamiento finaliza el arreglo de las capillas de Montemaior

12 mar 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

El monasterio benedictino de Soandres ha sido ocupado por una especie de astronauta que desde hace unas semanas saca brillo a la piedra del templo. Un polvillo constante, fruto de las labores de limpieza, impide disfrutar de una de las joyas religiosas del Concello de A Laracha que en pocos meses lucirá como en sus orígenes del siglo X. Las aportaciones de Agader (más de 35.000 euros) y la Xunta (más de 28.500) han servido para restaurar el retablo, que ha recuperado sus colores originales, y cambiar el suelo del templo, que antes era de madera (estropeada por los hongos) ya ahora será de piedra.? Durante las labores de restauración de los dos altares laterales fueron descubiertas una serie de columnas que en estos momentos están siendo analizadas por Patrimonio. Además, el Concello de A Laracha ha comprado frente al templo una finca de más de 5.000 metros cuadrados que se convertirá en una plaza con zonas de aparcamiento. El Ayuntamiento también ha puesto un especial empeño en recuperar la iglesia parroquial de Montemaior y tres capillas de la parroquia (Nosa Señora de Cumiáns, San Roque da Pena y Santa Margarita), una labor en la que ha invertido más de 200.000 euros. La capilla da Nosa Señora de Cumiáns, por ejemplo, estaba totalmente abandonada. Durante la restauración se aprovecharon las vigas de madera y la piedra exterior, pero el resto del edificio ha sufrido un completo lavado de cara. Ahora luce como nueva, incluso su curioso altar que, según una tradición pagana le quitaba la sombra a los niños. Los pequeños con alguna enfermedad debían pasar por debajo de la mesa sagrada mientras las Tres Marías -tres mujeres de la zona así llamadas- recitaban una oración. Después el pequeño era lavado en una fuente cercana y si a los tres días no mejoraba «acabábase todo». La iglesia parroquial y las capillas, siguiendo las indicaciones de Patrimonio, han recuperado, e incluso mejorado, su aspecto original. La piedra ha sido limpiada y se han vuelto a recebar. Además, en todas ellas se ha colocado un sistema de drenaje perimetral para combatir las humedades de la zona. En las dos más pequeñas (San Roque y Nosa Señora) también han rescatado el culto, gracias a la labor del sacerdote Isolino Esmorís, que antaño recorría las cuatro iglesias de Montemaior para decir misa todos los domingos.