PASABA POR AQUÍ
05 feb 2005 . Actualizado a las 06:00 h.EL CARNAVAL siempre han sido fiestas licenciosas, pensadas para poner la moral patas arriba. El disfraz más clásico es el de hombre vestido de mujer. Para mantener la tradición, eso es lo que dicen, los colegios se lanzan a disfrazar a sus alumnos, pero basta un vistazo a las comparsas para darse cuenta de que en la mayor parte de los casos se olvidaron del espíritu de estas fechas. Eliminada el alma del carnaval lo que queda son niños uniformados con trajes que en muchos casos han tenido que realizar modistas. ¿Dónde está la parte lúdica? ¿Cuál es la finalidad educativa? La cosa es peor cuando a todo esto se añaden tintes sexistas. Los niños son Peter Pan y las niñas, Campanilla, y todos tan contentos porque además de estar muy monos se les deja muy claro cual es su papel en esta vida, no vaya a ser que les dé por mostrarse trasgresores y divertirse. Estamos en el antroido y no es serio.