La vanguardia tecno de Fangoria provocó reacciones encontradas en Carballo

La Voz S. G. | CARBALLO

CARBALLO

La mayoría del público disfrutó con la propuesta y los setenta minutos de concierto le supieron a poco La cantante no concedió guiños al pasado y se centró en sus últimos discos

28 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

?angoria, o Alaska, u Olvido Gara, que todas ellas en la misma persona, cual misterio, actuaron el viernes en Carballo no deja indiferente a nadie. Son 25 años de oficio, y eso marca. Lo mismo que cuatro o cinco poses sugerentes sobre el escenario, lamiendo el micrófono, enviando besos con los labios, una voz peculiar pero con la misma finura que un seixo blanco y el detalle final al respetable: «Mañana -por ayer- será el Día del Orgullo Gay. Disfrutadlo». Muchas manos se levantaron reverenciosas y otras muchas bocas aclamaron la referencia. Setenta minutos antes, el concierto había comenzado. Fangoria es ella, Nacho Canut, de traje y corbata estilo Matrix , con los sonidos a cuestas, amén del bajo; un percusionista, un guitarra y la paralela voz masculina que a veces parecía más femenina que la de la diva, además de mucha música pregrabada. Todos, de negro riguroso, hieráticos. Profesionales, muy profesionales. El público, abajo, expectante. Señores mayores, despitados a ver si podían oír algo de Dinarama, militantes del arco iris con indumentaria de a quien le importa lo que yo haga y público de lo más normal, la mayoría, dispuesto a pasar un buen rato. Y empieza la música. «Es un placer estar en Carballo... otra vez». ¿Otra vez? ¿No se confundirá con Carballiño o Carballeda? Y canta. Hay quien dice que la única diferencia de una canción a otra es el vídeo de la pantalla gigante, con imágenes caleidoscópicas, más o menos alusivas a lo que suena y, en algunos casos, muy logradas. Tampoco es eso. Vencido el primer problema de identificar las letras, y asumido que el ritmo apenas varía de un tema al siguiente, y así los sucesivos -salvo que, al lado, alguien se sepa las letras y las cante en un estado de embriaguez artística:así se entiende todo-, el pagano ajeno al barroquismo, divinidad e iconografía de Fangoria comienza a distinguir las coplas: Flores del mal , Sálvame (de su segundo disco), Tokio , Inocente eternamente ... Y, atención, No sé que me das (con la coletilla que debería incluirse en los créditos: que me haces volar ). He aquí el éxtasis para los iniciados en Fangoria. Un ritmo cadencioso y frenético que nadie quería acabar. Es el estandarte de masas de Fangoria, un himno al desenfreno y, quién sabe, un canto a los sentimientos más profundos. Conexión Lo demás transcurrió con la normalidad propia de un tecno más idóneo para una discoteca que una plaza, buen sonido y relativa puesta en escena. Aunque a su favor tiene que las mezclas que utilizan son de esas que conectan con uno de los hemisferios del cerebro que, a pesar de la edad, siempre piden marcha. Vanguardia tecno que convencía, o no. Salvo algunos aditamentos electrónicos, bien gestionados, la antigua musa de la transgresión, el punk y hasta el pop liviano, aprovecha creaciones que algunos ya escucharon en las voces de Aviador Dro, por ejemplo. Puede que sea conscientemente. El rechazo a lo vulgar lo plasmó Olvido al final del concierto: «Ahora vais a escuchar las canciones de Dinio y Malena con la orquesta». Quizá eso sobraba. Lo decía uno que había venido a la plaza carballesa a oír La Bola de Cristal . Inocente. Como no se compre los vídeos... Más tarde, la noche fue muy larga y Carballo todo un abarrote. Por la calle, un jovenzuelo le tarareaba No sé que me das a la jovenzuela que llevaba al lado. Fangoria crea escuela.